sábado, 31 de enero de 2009

Boletín Internacional Informativo - PRO

Enero 2009
Gaza, o la Conciencia Colectiva

            El año comenzó con una tragedia humanitaria que escapa a nuestra comprensión política o moral. Los argumentos de los contendores – Hamas y el Estado de Israel – suenan a broma macabra. Ni “legítima defensa” ni “lucha por la independencia”. Medio Oriente ha sido – y sigue siendo – escenario de enfrentamientos globales que exceden la disputa entre israelíes y palestinos.
            Primero fue la Guerra Fría, con los EE.UU alineados con Israel y la Unión Soviética con los países árabes. Siempre el trasfondo del petróleo.
            Después, la puja por el poder regional entre Israel, Siria, Jordania, Irak, Irán, Arabia Saudita y Egipto. De esta disputa los palestinos fueron siempre víctimas.
            Últimamente, la necesidad de operaciones de distracción de Siria (respecto de su influencia en el Líbano) e Irán (y su programa nuclear).
            Israel, mientras tanto, se debatía entre la aceptación del programa “paz por tierra” y aquellos que insisten con la construcción del “Gran Israel” relegando a los palestinos a un destino miserable.
            ¿Es posible salir de este atolladero? Siempre lo es. Tiene que existir la voluntad política y la capacidad de salir de la lógica militar (regular o guerrillera) para pasar a la etapa diplomática y política. Jomo Kenyatta lo hizo en Kenia, Nelson Mandela lo hizo en Sudáfrica, Gandhi en la India, José Mujica en Uruguay y… Arafat en Cisjordania y Gaza.
             La muerte del “Padre de la Patria” hizo estallar una guerra civil entre Hamas y Al Fatah que complicó el panorama. Las internas israelíes han contribuido de su lado a la competencia por quién es el más duro (simétrico con la situación palestina) y Netanyahu estaba listo para derrotar al Kadima de Tzipi Livni y al Partido Laborista de Ehud Barak en las próximas elecciones del 10 de febrero..
            Ambas naciones – Israel y Palestina – nacieron en 1948, hace sólo 60 años.
            Una, con un legado milenario que se remonta a los profetas del antiguo testamento y el glorioso reinado de David (el creador de la famosa estrella).
            Los otros, con un raconto histórico distinto que comienza con Ismael, hijo de la esclava egipcia Agar y  primogénito de Abraham, a quien identifican en el Corán como el verdadero y único hijo del profeta.
Según la Torah (libro sagrado judío), Abraham tuvo un hijo de la vejez – Isaac- con su esposa Sara y expulsó de Israel a Agar e Ismael.
            Si rastreamos los últimos 3500 años de historia y leyendas, es muy difícil llegar a una conclusión común.
            Lo verdadero y tangible es que, en 1948 se declara la independencia del Estado de Israel y el fin del protectorado Británico y los palestinos se ven compelidos a emigrar y exiliarse en campos de refugiados en los países vecinos.
            Unos lograrán alcanzar su objetivo (impulsado por la necesidad de compensar el holocausto europeo) y otros comenzaron a desarrollar su identidad nacional desde la expulsión, la frustración y la derrota.
            La mayoría de los palestinos y los judíos quieren vivir en paz. Esperemos que sus dirigentes los conduzcan en ese camino.
            El día 20 asumió Barak Obama la presidencia de los EE. UU.
            El mundo espera un “nuevo amanecer” y que las señales más que preocupantes del último trimestre  del año pasado puedan neutralizarse con medidas audaces y dirigencias responsables en los cinco continentes.
            Si un presidente negro llamado Barak Hussein Obama, rodeado de varios asesores y ministros de origen judío pueden gobernar armoniosamente en Washington rodeados de otros altos funcionarios anglosajones y latinos, tenemos que pensar que la paz y la prosperidad, en democrática convivencia, son posibles en Jerusalén…y también en Teherán y Caracas y …Buenos Aires.
            Este magnífico planeta, el único vivo en los millones de años luz que hoy conocemos del espacio infinito, logrará, una vez más, derrotar a sus propios demonios y avanzar hacia el siempre prometido reino de los cielos que, a veces parece muy cerca, y otras se aleja peligrosamente.
            Son muchas las Gazas que tenemos que superar en el mundo. Sólo en la Ciudad de Buenos Aires hay 300.000  argentinos que viven en condiciones parecidas; Casi el 40% de los brasileros, cientos de millones en India o China y la inmensa mayoría de los africanos. La “nueva globalización” que vendrá después de la crisis deberá integrar todas las Gazas  a la vida civilizada plena. Ese es el gran desafío que comienza en el 2009.
            Vivir es siempre riesgoso y morir es inevitable. Tratemos de hacerlo con esperanza, generosidad, alegría y dignidad.


Diego R. Guelar
Secretario de Relaciones Internacionales de PRO