miércoles, 30 de septiembre de 2009

Boletín Internacional Informativo - PRO

Septiembre 2009
Argentina en el G-20

            El G-20 está integrado por los siete países más industrializados del mundo (G-7) más Rusia (G-8) más 11 países que fueron sumados en 1999: en orden alfabético,  1) Arabia Saudita 2) Argentina 3) Australia 4) Brasil 5) China 6) India 7) Indonesia 8) Méjico 9) Corea del Sur 10) Sudáfrica y 11) Turquía. El miembro número 20 es la Unión Europea.
            Si bien entre 1999 y el 2008 se habían realizado 10 reuniones de nivel ministerial, la primera cumbre presidencial se realizó el 15 de noviembre del 2008 en Washington, la segunda el 9 de abril del 2009 en Londres y la tercera el 25 de septiembre próximo pasado en Pittsburgh.  
            La historia de este grupo comienza con la convocatoria del Presidente Clinton el 16 de abril de 1998 en Washington al G-7 y a otros 15 países (G-22) para analizar el funcionamiento del sistema financiero y los mercados mundiales. Argentina fue uno de esos 15 países en consideración a su papel en la comunidad internacional de ese entonces y su comportamiento durante la transición política y económica de los 80´s y los 90´s .
            El grupo se manejaba en el nivel de los Ministros de Economía y Presidentes de Bancos Centrales.
            El G-22 se convierte por un corto plazo – de mayo a septiembre de 1999 - en el G-33 para luego definirse como el G-20.
            Por distintas consideraciones, algunos miembros del G-33 abandonaron o fueron dejados de lado: Chile, Côte d’Ivoire, Egipto, Malasia, Marruecos, Hong Kong, Singapur, Tailandia y Suiza.
            España, Bélgica, Suecia y Polonia quedaron representados por la Unión Europea.
            La crisis del 2008 llevó a que las naciones más desarrolladas entendieran que había que ampliar el consenso sobre las medidas a adoptar.
            Si vemos su composición definitiva actual, no queda duda alguna del rol de 19 de los 20 países que lo integran.
            ¿Por qué Argentina? Primero, porque en 1999 Argentina era el país más creíble y estable de la región latinoamericana tanto en lo político como en lo económico. Recordemos que en ese momento Lula era percibido más como una amenaza que como el dirigente extraordinario que 2 años después llegaría al gobierno y que Méjico recién en el 2000 comenzaría su democracia plena con el Presidente Fox después de 70 años del PRI en el Poder.
            Además, Argentina participó en 23 misiones de paz de las Naciones Unidas en los 5 continentes y habíamos sido el único país de la región que mandara un contingente a la guerra por la liberación de Kuwait bajo mandato de las Naciones Unidas.
            Es decir, fue por el prestigio ganado durante los 80´s y 90’s que formamos parte del grupo de los 22, de los 33 y luego de los 20.
            Pese al default del 2001 y el comportamiento internacional adoptado por la administración del matrimonio Kirchner, Argentina no fue retirada o suspendida del grupo en consideración a su rol histórico y la expectativa que lo retome en plenitud durante el futuro próximo. Ese es nuestro gran desafío. El G-20 se constituirá en el foro más importante respecto de las decisiones macro-económicas que gobernarán el mundo en las próximas décadas. Ahí se perfilarán las grandes líneas que gobernarán al sistema político, financiero y comercial global. Sus iniciativas se materializarán en el FMI, las Naciones Unidas y la Organización Mundial del Comercio (OMC).
            Los otros dos países de la Región que lo integran – Méjico y Brasil – han alcanzado un nivel de desarrollo y credibilidad muy alto y, sino reaccionamos a tiempo, Chile, Colombia o Perú nos remplazarán  en el corto plazo. Ya hay voces que reclaman ese cambio. Es imperioso que entendamos e interpretemos nuestra historia como un proceso único e indivisible.  Y esto debe incluir tanto nuestro pasado inmediato como la transición ordenada hacia una nueva administración en el 2011.
            Así como se cometieron errores en el pasado, se cometen en la actualidad. Sin embargo, el resultado de nuestra historia bicentenaria es que hemos alcanzado un grado de consideración universal muy notable. No la pongamos en riesgo ni profundicemos nuestro retroceso.                  
             El destino de las generaciones futuras está en juego.

Diego R. Guelar
Secretario de Relaciones Internacionales de PRO