lunes, 30 de noviembre de 2009

Boletín Internacional Informativo - PRO

Noviembre de 2009
A un año de Obama (y 20 de la caída del Muro de Berlín)

            La política exterior norteamericana sigue sin rumbo. Pareciera que sus principales protagonistas se despiertan y siguen los acontecimientos mundiales desde las portadas de los diarios (alternando el New York Times y el Wall Street Journal y no llegando al Finantial Times de Londres, al País de Madrid o al “Le Monde“ de París por considerarlos “excesivamente sofisticados y europeizantes”) que les van indicando, en forma desordenada y superficial, para dónde deben avanzar cada mañana.
            Desde 1946 hasta 1991, -  Período de la Guerra Fría – el dato determinante era la correlación de fuerzas entre los EEUU y la URSS. Aunque muchos hayamos creído en la existencia del “3er mundo”, la verdad era que todos jugábamos, consciente o inconscientemente, en la zona de influencia de uno u otro contenedor.
            George Marshall y Henry Kissinger tuvieron el extraordinario talento de  entender que, la reconstrucción de Japón y Alemania (y su alineamiento con los EE.UU) y finalmente la apertura a China (y la subsecuente división de Moscú y Pekín), serían las piezas claves del tablero donde se derrumbaría el Imperio Soviético.
            La ofensiva (inbancable  económicamente  para la fundida y mal administrada Unión soviética) del escudo misilístico estratosférico lanzado por Ronald Reagan y la neutralización de los avances alcanzados por los rusos en América Latina (Cuba), África (Angola, Congo, Argelia y Egipto), Asia (Indonesia, India y Corea) y Medio Oriente (mundo árabe), permitieron a los americanos amortiguar la derrota en Vietnam y la crisis del petróleo en los 70`s. La caída del Muro de Berlín fue el símbolo del inicio de la era post-moderna y el nacimiento  del 1er Hiper-Imperio Planetario.
            La fiesta duraría poco. Sólo tres presidencias norteamericanas (la 40, 41 y 42); solo 20 años entre Clinton y los dos Bush.
            La imposibilidad de administrar los conflictos mundiales desde una sola sede del poder, generaría la crisis global del 2008 incentivada por los usos y abusos políticos, militares y financieros del ganador de las tres guerras mundiales anteriores.
            Las tensiones expresadas por el llamado “terrorismo internacional” y otros protagonistas marginales (Israel-Palestina, Corea del Norte, Irán, Afganistán, Iraq o Venezuela) no llegan a constituir un verdadero desafío al orden internacional y sólo sirven para distraer la atención fuera de la agenda central. Así, se confunden urgencias y prioridades, enemigos y aliados (estratégicos y tácticos, presentes y potenciales), zonas de frontera, de taponamiento o de neutralización en una suerte de perinola que gira a la velocidad de los acontecimientos periodísticos.

El Factor Cultural
            La más clara lección de los tres conflictos globales ocurridos durante el siglo XX es que, a mayor afinidad cultural, menor posibilidad bélica y su contrario: a mayor diferencia cultural, más posibilidad confrontativa.
            Esto no fue siempre así, ni siquiera durante los conflictos 1914 – 1918, 1939 – 1945 y 1945 – 1991. Por el contrario, las compatibilidades e identidades culturales no han sido valoradas en la dimensión y extensión que tienen en el nuevo escenario global.
            Desde 1648 – Tratado de Westfalia – al terminar la Guerra de los 30 años, la definición – primero europea y luego global – del “Estado Nacional” produjo la multiplicación de las guerras “por vecinaje” con la excepción de las producidas como “liberación” del colonialismo en América, Asia y África. En estos casos, la distancia de las colonias de sus metrópolis no hacía de las “fronteras” un punto de colisión, competencias o apetito expansivo.
            El “tercerismo” de los 50’s, 60’s y 70’s, permitió también trazar curiosísimos “mapas ideológicos” que hermanaban  al Maoismo chino, al Nasserismo egipcio, al Titoismo yugoslavo, al Peronismo argentino, al Castrismo Cubano, al PRI mejicano, al Trotskysmo ruso y al Comunismo europeo occidental, con Lumumba en el Congo, el Che en Bolivia, los combatientes del FNL de Argelia, a la familia Nehru-Gandhi en India y a Ho Chi Minh en Vietnam.
Estos supuestos “tercerismos ideológicos” interrumpieron la consolidación cultural basada en la pertenencia a una historia  geográfica, étnica y lingüística y a las grandes corrientes migratorias que fueron asentando y madurando extensas comunidades humanas durante los últimos y definitorios 1.000 años de vida sobre el planeta.
Hoy podemos describir el mapa mundial de la siguiente forma:

a)      Euro – América Cristiana: comunidad integrada por la actual Unión europea, el Continente Americano todo (de Canadá a Bolivia) más Australia, nueva Zelanda y la Rusia blanca.
b)      B) Medio Oriente Pan-Árabe Musulman: comunidad mucho menos organizada que Euro-América e integrada por árabes, persas, pashtuns, kurdos y otros pueblos musulmanes del norte de África, Irán. Irak, Paquistán, Afganistán y Yemen.
c)      Asia Central Taoísta-Budhista: con eje en China, incluye Mongolia, el sudeste Asiático y Corea del Norte
d)     África Sub-Sahariana: abarca los países de África Central y del Sud. Son los de menos cohesión e integración regional.
e)      Países de cultura fronteriza entre otras otras culturas: los principales son Japón, India, Turquía, Israel, Sudáfrica, Corea del Sur, las Repúblicas Islámicas de la ex – URSS y Armenia. Complejas cuestiones políticas y religiosas han producido comunidades no claramente encuadrables en su inmediatez geográfica que, igual, expresan la excepción a la regla más allá que involucren a cerca de 2.000 millones de personas.

Organizaciones Regionales:
            
            La tendencia creciente es la integración de las regiones vertebradas alrededor de hegemonías nacionales  con distintos esquemas institucionales. El más sofisticado y complejo es el de:
1. La Unión Europea, que hoy aúna 27 países con 27 idiomas diferentes y subculturas que incluyen desde Portugal a Lituania y casi 500 millones de habitantes.
La ratificación del “Tratado de Lisboa” (vigente a partir del 1ro de diciembre de 2009)  le dará su primera “constitución política”  con una organización original llamada “Unión europea” que utiliza los antecedentes Confederales y Federales pero que genera una arquitectura organizativa de gran complejidad caracterizada por su movilidad y flexibilidad hacia el futuro. La Corte Suprema de Justicia de Luxemburgo cumplirá un papel central por vía interpretativa para ir cubriendo los blancos generados por la necesidad de armonizar los intereses de los estados miembros.
2. NAFTA (Tratado de Libre comercio de Norteamérica) incluye a USA, Canadá y           México y no tiene instituciones como la Unión europea sino sólo un acuerdo de libre comercio con cláusulas arbitrales.
3. La Comunidad Centroamericana agrupa a las naciones centroamericanas y el  CARICOM (Comunidad del Caribe) a las del Caribe. Ambas tienen acuerdos de libre comercio con el NAFTA y de hecho se incorporan a América del Norte como su extremo sur.
4. El MERCOSUR – creado en 1991 en Asunción del Paraguay – agrupa a Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay y tiene 2 países asociados: Chile y Bolivia. Si bien se creó como una unión aduanera en 1995, funciona hoy como una Asociación de Libre Comercio imperfecta, sin un órgano jurisdiccional superior. Tiene también acuerdo de libre comercio con la Comunidad Andina ( integrada por Perú, Ecuador, Bolivia y Colombia. Está en franca crisis )
5. ASEAN (Asociación de Naciones del Sureste Asiático) agrupa a Indonesia  Malasia, Filipinas, Singapur, Tailandia, Brunéi, Vietnam, Laos, Birmania y Camboya en una zona de libre comercio imperfecta.
6. APEC (Foro de Cooperación Económica Asia – Pacífico) integra a  Australia, Brunéi, Canadá, Indonesia, Japón,  Corea del Sur, Malasia, Nueva Zelanda, Filipinas, Singapur, Tailandia, Estados Unidos, República de China, Hong Kong, China, México, Papúa, Nueva Guinea, Chile, Perú, Rusia y Vietnam en un foro de diálogo político y facilitación comercial.
7. La Unión Africana es la más débil de todos.
           
             La crisis global del 2008 forzó a ampliar el original G-7 (o G-8, con Rusia), ampliándolo al G-20 conforme a la integración decidida en 1988 como G-7 ampliado para analizar la situación económica y financiera internacional. Lo integran: Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido, Rusia, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, China, India, Indonesia, México, República de Corea, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea.
            El G20 se constituirá en los próximos años en un foro decisivo para avanzar sobre los cambios que deberán  producirse en las Naciones Unidas,  la Organización mundial de Comercio y el Fondo monetario Internacional.
            La metodología regional seguirá consolidándose en el futuro cercano fogoneada desde la realidad: 60% del comercio de Asia es intra-asiático; 50% del comercio de USA, Canadá y Méjico es intra-norteamerciano; 60% del Comercio Europeo es intra-europeo.
            El proceso de universalización pasa por el proceso de integración regional combinado con la puja por el poder de las superpotencias.
            Entre la Primera y la Segunda Guerra mundial se definió quiénes dejaban de ser superpotencias – Inglaterra, Alemania, Francia, Japón-, y quiénes protagonizarían el nuevo esquema competitivo – EEUU y URSS-. El esquema ideológico y el económico alimentaron esta puja.
            En la nueva competencia entre EEUU y China subsiste el eje económico y adopta centralidad el cultural.
           
            El mundo del siglo XXI se parece mucho al del siglo XV:
1)      Occidente Judeo - Cristiano
2)      Oriente Confucio – Tao-Budista
3)      El mundo islámico entre medio de los otros dos.

          El conflicto central – aunque hoy aparezca oculto -  es entre Oriente y Occidente.
         El mundo islámico, más allá de su minoría radical, tiene a Moisés, Abraham y Jesús como sus profetas reconocidos y la interrelación con el mundo occidental comienza con el Imperio Romano Oriental con capital en Bizancio. El conflicto Occidente-Oriente no está todavía suficientemente explicitado dado la ocupación militar – todavía vigente – de Corea del Sur, Filipinas, Taiwán y Japón y el esquema de prioridades ( en etapas ) de la República Popular china.

China, Potencia emergente
          China fue la superpotencia más importante del planeta durante los siglos XVII y XVIII. En 1820 comienza una prolongada guerra civil, perdidosas guerras externas y ocupaciones extranjeras que se extiende hasta su reunificación en 1949 bajo Mao Tse Tung y el Partido Comunista Chino. El Partido Nacionalista Chino, conducido por Chiang Kai Sek, se refugia en la isla de Formosa y constituye la República de Taiwán.
          En 1976 se produce la muerte de Mao Tse Tung y el ascenso de Deng Xiaoping quien  deja atrás la llamada “Revolución Cultural” de Mao y lanza la modernización del estado chino con un esquema “Capitalista de Estado”. La consolidación durante los 80’s del eje Shanghái – Hong Kong como capitales financieras internacionales, completa el despegue del gigante chino que viene creciendo hace 20 años a un promedio del 10% anual.
          Es a partir de  la crisis del 2008 que China  relanza su ya acelerado crecimiento del mercado interno  y un nuevo eje de inversiones externas tendiente a garantizar el suministro de materias primas estratégicas – centralmente petróleo, minerales y alimentos.
          Su  avanzada política inversora en África – con más de 80.000 millones de dólares, es seguida por una “nueva política latinoamericana” con privilegio en  Brasil, seguidos de Ecuador, Venezuela, Perú y Chile.
          A diferencia de los EEUU, que hoy ejercen un rol de liderazgo planetario – y consecuentemente acumulan conflictos en los 5 continentes en donde tienen 850 bases militares desplegadas y flotas asentadas en cada uno de los mares regionales -, China practica su “estrategia sin tiempos” basada en:
1.      Privilegiar su situación doméstica
2.      La consolidación de su liderazgo regional
3.      La colocación de sus exportaciones
4.      Recientemente, la radicación de sus inversiones estratégicas globales
            Mientras tanto, no tiene conflicto con país alguno, se mantiene al margen de los acuerdos globales en medioambiente y derechos humanos y prioriza su inserción en la Organización Mundial de Comercio para defender sus intereses comerciales.
            Su creciente importancia hace que todos los países relativicen los cuestionamientos ligados a la emisión de gases de efecto invernadero, violación a los derechos humanos y vigencia de los derechos civiles. Hay que destacar los avances alcanzados en los últimos tiempos tanto en materia medio ambiental como en libertad de expresión y apertura del Partido Comunista Chino.
            China opera como una corporación que dispone de una inmensa masa laboral de bajo costo y alta y creciente eficiencia, capital abundante y reservas voluminosas basadas principalmente – 64% - en bonos de la Reserva Federal norteamericana y el resto en Yens y Euros.
            Ha decidido operar un “Fondo Soberano” que será el fondo de inversiones más importante del mundo.
            En 20 años más superará en PBI a los EEUU y estará en condiciones  de disputar el liderazgo mundial.

La Eurozona
            La “Europa de los 27” tiene, finalmente, una Constitución Política – el Tratado de Lisboa – desde el 1ro de diciembre del 2009.
            Ha consolidado el euro y el Bco. Central europeo. No tiene fronteras interiores y, la mayoría de sus miembros, acepta la plena movilidad de capitales, personas, bienes y servicios.
            Ha endurecido sus políticas inmigratorias para “filtrar” mejor el ingreso de sus vecinos africanos y mediorientales y los no tan cercanos latinoamericanos.
            Ha morigerado su esquema de “Estado de Bienestar Social” girando hacia un sistema de mayor participación privada en el seguro social.
            En la alternancia socialcristiana – socialdemócrata, la primera minoría actual es la socialcristiana y crecen en sus extremos el conservadurismo liberal y la izquierda antiglobalización. Crecen también los verdes y los partidos regionalistas.
            La nueva “Unidad Política” será una experiencia confusa y complicada por las competencias nada claras de la nueva “Presidencia europea” y la del “Canciller” en materia exterior. El área de la defensa también será difícil de implementar entre el “belicismo atlantista” inglés a la “neutralidad” irlandesa.

La zona Sudamericana
            Partimos de la premisa por la cual Canadá, USA, Méjico, los países centroamericanos y el Caribe son claramente partes de Norteamérica.
            La “zona central” de las Américas ha quedado limitada a Colombia y Venezuela que miran al Sur pero  comercian centralmente con el norte.
            La actual disparidad de sus regímenes hace más difícil la inclusión de los dos países en la “mecánica sureña” liderada por el Brasil.
            La actual UNASUR (Unión de Naciones del Sur) es un foro de negociación política que responde a la “política sudamericana” conducida desde Brasilia.
            El congelamiento y/o retroceso del MERCOSUR, producido centralmente por el default argentino y su incapacidad de equilibrar las políticas brasileras, tiende a aparear al norte- con eje en Washington – y al sur – con eje en Brasilia – en dos zonas de Libre comercio con un líder hegemónico en cada zona.
            Sin embargo, el acuerdo de libre comercio de Chile con USA y la intención uruguaya de hacer lo mismo así como el eje Chávez – Correa – Morales debilita la posición de liderazgo brasilero.
            Brasil es la 9na economía mundial y la de mayor inversión extranjera per cápita del mundo.
            Su primer cliente mundial es China, el segundo la UE, el tercero los EEUU y el cuarto el resto de Sudamérica.
            Se ha convertido en un gigante energético como primer productor mundial de Etanol, 2do de alimentos, 3ro de minerales y consolida su despegue como gran productor de petróleo y gas.
            Está en condiciones de ser un interlocutor central del mundo más desarrollado al lado de China, Rusia e India, con quienes está desarrollando un intenso y creciente comercio intra – BRICS.

Desafío argentino
            Argentina creció durante sus primeros 100 años de existencia y decreció progresivamente durante los últimos 100.
            Hace 100 años éramos el 70% de los EEUU, hace 50 25% más que Brasil y hoy no somos más del 1% de los EEUU y 15% de los brasileros.
            Esta dura realidad exige tomar conciencia de lo perdido para retomar el camino del crecimiento  y el progreso.
            Lo primero a resolver es el problema de identidad.
            Argentina, por ubicación geo-estratégica sólo es importante por su vecindad antártica. Fuera de este hecho, su ubicación central está dada por haber constituido un inicio de mercado común con el Brasil y estrechado vínculos con Chile, después de 100 años de “hipótesis de guerra” con ambos países.
            En este último caso, la proyección pacífica es un elemento de extraordinaria importancia dada la expansión comercial e inversora de la zona Asia – Pacífico con epicentro en China.
            Conformar una identidad confiable y estable requiere:
1)      Consolidación interna
2)      Integración plena con nuestros vecinos

           Un territorio ubicado al margen de las grandes rutas comerciales y financieras, con sólo 40 millones de habitantes, no tiene destino solitario.
            No es el caso de Australia, que supo capitalizar su condición de “representante anglosajón” en el Asia, expresivo de la continuidad imperial Anglo – Americana y nave insignia de su presencia en el Océano Pacífico..
            La consolidación brasilera como “gigante americano del sur” nos fuerza a desarrollar nuestra alianza estratégica con Brasil no sólo por consideraciones de volúmenes e inmediatez, sino porque la Argentina se constituirá en un mercado de capitales derivado del brasilero. 
            Sin embargo, las reconocibles y ya demostradas capacidades de nuestra sociedad, nos hace un socio muy importante de Brasilia y de su proyecto regional.
            El esquema original del MERCOSUR: Brasil – Argentina (en Sudamérica) como una suerte de Alemania – Francia (en la construcción europea), no sólo tenía sentido en los 80`s y 90`s, sino vuelve a tener sentido ahora ante la inexistencia de otro socio confiable (con volumen suficiente) y la verificación  de otros que generan incertidumbres e inestabilidades crecientes.
            Un sólido eje Argentina – Chile – Uruguay le aporta a Brasil un socio confiable en el Cono Sur, facilita la estabilización definitiva de Bolivia y Paraguay y permite desarrollar una estrategia estable con el eje Andino – Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela.
            Una construcción regional de este tipo nos permitirá desarrollar instituciones regionales de alto nivel de interlocución global.
Por ejemplo:
  1. Una agencia medioambiental sudamericana
La representación del eje Amazonia – Patagonia con la Cuenca del Orinoco al norte y el acuífero guaraní al sur, sumado a las reservas off-shore de gas y petróleo y la proyección Pacífica, Atlántica y Antártica nos constituyen en un interlocutor central de cualquier planteo medioambiental planetario.

  1. Una agencia fito-zoo sanitaria sudamericana
Como principales abastecedores de alimentos, debemos generar una política sanitaria común capaz de interrelacionarse con Washington, Bruselas, Pekín, Tokio y Moscú. Al tema productivo hay que agregarle el genético animal y vegetal que plantea nuevas posibilidades para combatir las remanentes hambrunas en la región y en el mundo.

  1. Una agencia energética sudamericana
Existe la posibilidad  cierta de intercomunicar nuestras redes energéticas para producir y distribuir en forma más eficiente y productiva. Disponemos de todas las fuentes renovables y no renovables para consumir y exportar en forma abundante y sumando valor agregado a nuestros recursos primarios.

  1. La producción minera y nuclear
Sudamérica requiere una inversión masiva e intensiva para la explotación de sus vastos recursos mineros y nucleares.
Argentina – Brasil han demostrado la posibilidad de producir uranio para fines pacíficos – energéticos y médicos. Chile y Brasil han desarrollado una industria minera de primer rango. Argentina puede sumarse rápidamente a los países de inversión intensiva en estas áreas.

Conclusión
1)      El mundo se aproxima a una nueva bipolaridad económica, cultural y, eventualmente, militar entre los EEUU y la República Popular China.
2)      La UE, Japón, Rusia, India y Brasil jugarán un papel central pero crecientemente complementario como contenedores (containment)  y apaciguadores (apeacement) en los conflictos regionales  de su influencia geo – política inmediata.
3)      La crisis desatada en el 2008 impulsará cambios en los organismos financieros multilaterales para o prevenir futuros desajustes.
La previsible “debilidad del dólar” ayudará a licuar los inmensos pasivos                fiscales y crediticios creados por los paquetes de asistencia económica. La interdependencia financiera es neutralizante de una guerra en esta materia equivalente a la paridad nuclear durante la post – 2da Guerra Mundial. La “nueva liquidez” en las economías centrales será fuente de oportunidades extraordinaria en los países emergentes – incluyendo Argentina – que sepan maximizar sus ventajas comparativas.
4)      La consolidación de las “compatibilidades culturales” fortalecerá los vínculos dentro de “euro – América” y dentro del “Asia – Pacífico” y creará nuevas tensiones “Occidente – Oriente”.
5)      Los conflictos en Oriente Medio, Turquía, Egipto, Afganistán, Pakistán, Irán e Irak significarán un permanente desgaste para los EEUU y la UE, fortaleciendo la creciente influencia de china en Asia y en todo el mundo.
6)      UNASUR deberá desarrollar instrumentos concretos y operativos que le permitan operar en conjunto para influir en la agenda global (alimentos – medioambiente – energía . minería)
7)      Argentina tiene que restaurar su vinculación positiva con Chile, Brasil y Uruguay, recuperar su vinculación con EEUU (inversiones, investigación nuclear y espacial, seguridad y defensa continental) y desarrollar el extraordinario potencial con China e India.

Diego R. Guelar
Secretario de Relaciones Internacionales de PRO