martes, 28 de febrero de 2012

El Socialismo y el Nacionalismo del absurdo


            El Nacionalismo y el Socialismo fueron dos ideologías rectoras durante el siglo XX, el “siglo de las ideologías”.
            Las grandes naciones centrales no necesitaron ser “nacionalistas” en origen, porque inventaron ellos mismos las naciones, pero si lo necesitaron sus colonias y, después de la crisis del 30, lo adoptaron también Alemania y buena parte de la Europa Continental como expresión del fracaso económico del mundo que emergió después del Tratado de Versalles en 1919.
            Se supo mezclar con el Socialismo – el Nacionalismo – y con el Comunismo – en China – produciendo también híbridos como el populismo.
            Es también un sentimiento puro y generoso que ayuda a superar los peor del individualismo y rescata las mejores tradiciones comunitarias que el hombre generó para salir del mundo de las cavernas y establecer las primeras aldeas y ciudades.
            También existe su versión caricaturesca que degenera en violenta y corrupta con el argumento de neutralizar esos mismos males que le imputa a las grandes potencias, los conglomerados financieros y los oligopolios tecnológicos.
            4 de estos fenómenos están agonizando al unísono: las FARC en Colombia, el ETA en España, el régimen del Partido Baas en Siria y el Chavismo en Venezuela. Sus argumentos, pese a las distancia geográfica, son los mismos “un exacerbado nacionalismo”, con argumentos  socialistas (2 en el poder, los otros dos diciendo que aspiran a tomarlo).
            Su tinte “socialista” se expresa en el ejercicio arbitrario del poder estatal, asaltado por un “caudillo”, su familia y sus amigos, que reprime bajo un régimen de terror mientras distribuye dádivas que, según afirma, serían retiradas por las “oligarquías amenazantes desde adentro y desde afuera”.
            En el caso de ETA o FARC, preanuncian el mismo esquema al financiar sus violentas actividades con extorsiones, secuestros y tráfico de drogas. Podemos imaginarnos fácilmente qué tipo de régimen hubieran instaurado si hubieran llegado al poder y quienes serían sus amigos y aliados.
            Los crueles y obsoletos guerrilleros mezclan argumentos de la “teología de la liberación” cristiana, los sueños de la “revolución cubana” y la tesis de la “legítima resistencia a la oposición” del constitucionalismo liberal.
            Pamplinas. Hay que ser muy joven, muy ignorante o muy desesperado como para tomar en serio semejante mezcolanza.
            Sin embargo, siempre queda un resabio de complicidad o tolerancia que no siempre proviene de un interés concreto o una especulación oportunista.
            Las “injusticias estructurales” que aquejan a la humanidad convierten a los guerrilleros y  a los dirigentes de verbo mesiánico en “ángeles vengadores” frente a la crueldad y omnipotencia de los más ricos y poderosos.
            La paz y la justicia, objetivos milenarios de la humanidad, se alcanzarán cuando la violencia y la injusticia no den resquicio a la aparición de estos agentes patológicos que, más que corregir defectos, se convierten en los mejores aliados funcionales de aquellos a los que dicen combatir.
            Nos acercamos a los “Idus de Marzo”, momento de inflexión para dirigentes, pueblos y regiones. Nada será igual en Abril. Pero nuevas tormentas se presentan en el horizonte. La humanidad no cesa de construir y destruir.

Diego R. Guelar
Secretario de Relaciones Internacionales de PRO

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