martes, 4 de mayo de 2010

Política de Estado- 2

           
Así como son identificables puntos de coincidencia preexistentes (ver Política de Estado-1), hay otros que requerirían negociaciones pero que, a priori, son de posible acuerdo, a saber:
1)      Políticas de interconexión energética (petrolera, eléctrica y gasífera) con Chile, Uruguay, Paraguay, Brasil, Bolivia y Perú.
2)      Renegociación del tratado que rige la co-administración del Río Uruguay y reapertura de los puentes fronterizos.
3)      Radarización y satelización del espacio aéreo y marítimo.
4)      Participación en ejercicios militares subregionales y hemisféricos y condiciones de la estadía de efectivos extranjeros en nuestro país.
5)      Aplicación del art. 4 de la Carta del Fondo Monetario Internacional (auditorías anuales)
            Estos puntos son también al solo efecto ejemplificativo y demuestran que es posible alcanzar políticas que se proyecten sobre futuras administraciones y cuyo contenido es conveniente excluirlo del debate electoral.
            Las Naciones no se definen ni redefinen cada 4 años. Sus políticas permanentes requieren un horizonte plurianual (de 5 a 10 años), más allá de los correctivos que tengan que ser  aplicados conforme a los acontecimientos coyunturales.
            La Nación no es de izquierda o de derecha, peronista o radical, conservadora o liberal. La Nación se nutre de la pluralidad política e ideológica pero debe consensuar los ejes centrales que la identifican frente a los vecinos y los que no lo son.
            Ese comportamiento, propio de las naciones maduras, permea las conductas locales y consolida formas de relacionamiento inter-partidarias.
            No existen las soluciones mágicas ni instantáneas. Es cierto que “nadie es profeta en su tierra” y que las recetas son siempre de largo plazo y producto de la perseverancia y la continuidad.
            No hay políticas de estado sin cumplimiento de sus Constituciones ni partidos estables y nacionales. Los acuerdos que patrocinan decisiones estratégicas deben fundarse en consideraciones históricas y abarcar los nuevos desafíos planteados desde la cambiante situación universal.
            Hay otro listado, breve pero sustancial, con aquellos temas que reflejan posiciones más discordantes y que, seguramente, deberán esperar hasta el fin del mandato en curso para encarrilarse definitivamente, a saber:

1)      Las relaciones con Venezuela y con su actual Presidente – Hugo Chávez.
2)      Los criterios para alcanzar, a la brevedad posible, el “investment grade” que nos ponga en igualdad de condiciones (a los fines del crédito internacional y las inversiones) con Chile, Uruguay, Brasil y Perú. Este punto incluye el manejo de las reservas, la transparencia y la disciplina presupuestaria, la política fiscal y la estadística oficial.

            Estos dos puntos están muy ligados a los ejes centrales del mandato de Néstor (2003-2007) y Cristina Kirchner (2007-2011) y tienen impacto sobre la conducta global de Argentina frente al mundo. Nuestra membrecía en el Mercosur, el Grupo de Río, la UNASUR, el “grupo de los 20”, la OEA y la ONU, recibe el impacto directo y/o indirecto de nuestra ausencia de políticas de estado y nuestra reiterada “pendularidad” que tanto descrédito nos ha producido en las últimas décadas.
            La Nación argentina ha demostrado  que sus virtudes superan a sus defectos y que su pueblo sabe resurgir de las cenizas de los siniestros que nos auto-infligimos.



Diego R. Guelar
Secretario de Relaciones Internacionales de PRO


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