viernes, 30 de abril de 2010

Boletín Internacional Informativo - PRO

Abril 2010 – PRO
¿Existe la nueva política?

            Siempre existió (y existirá). La Revolución Norteamericana lo fue en 1776 y la Revolución Francesa en 1789 y la Rusa en 1917; y Roosvelt y el “New Deal” en 1932 o Hitler en 1933; Perón en 1945, Fidel Castro en 1960 y Gorbachov en 1988.
            Y no solo las “grandes revoluciones” son la “nueva política”.
           Los cambios que suceden por evolución electoral a sistemas unipartidarios (el PAN en el 2000  al vencer al PRI en Méjico o Piñera en Chile al desplazar a la Concertación después de 20 años) o bipartidismos que se agotan (Uribe en el 2002 al derrotar en Colombia el sistema conservador-liberal, o Vázquez y el Frente Amplio al superar el esquema blanco-colorado en Uruguay en el 2004 o Chávez al sepultar al acuerdo AD-COPEI en 1998) o Lula y Mandela al romper viejas estructuras de prejuicios sociales y étnicos.
             Tenemos en el futuro inmediato – dentro de los próximos 30 días – tres casos que ejemplifican este fenómeno: Antanas Mockus y su Partido Verde en Colombia creció 12% en los últimos 15 días consagrándose como el gran rival frente al ex – ministro Santos – candidato de Álvaro Uribe -; los liberales-demócratas con Nick Clegg en el Reino Unido desafiando por primera vez la hegemonía conservadora – laborista. Y la derecha húngara que, a través de los partidos Fidesz y Jobbick puede alcanzar en segunda vuelta más de dos tercios de los votos frente a un Partido Socialista que venía ganando los últimos 20 años desde que se derrumbara el Imperio Soviético.
            Tal como lo demuestran todos los ejemplos, aunque se utilicen argumentos “anti-políticos” o “a-ideológicos”, todos los cambios expresan pensamientos ideológicos alternativos y las consecuencias de tales cambios pueden ser enormes avances o sangrientos retrocesos.
            También queda claro que el “argumento generacional” es absolutamente secundario a nivel dirigencial pero fundamental en el entusiasmo movilizador popular que impulsa tales procesos.
            Otro hecho verificable es que pueden ser viejos partidos con jóvenes líderes los que representan “el cambio” – el Democrata norteamericano y Obama – o nuevos partidos con viejos dirigentes – el Partido de la Libertad y Berlusconi. –
En el mundo de internet y Facebook (y Twitter) la “nueva política” se  desdramatiza y se superficializa; se reemplaza la confrontación de ideas y programas y se utilizan mecanismos ligados al show business y al marketing; se hace “cosmética liviana” (o pesada) para ocultar más que para mostrar lo que realmente plantean los candidatos.
Los resultados, igual que los líderes emergentes, son dispares. Algunos se agotan rápidamente (Mahuad en Ecuador, Collor en Brasil o De la Rua en Argentina); otros, sean conservadores (Reagan o De Gaulle) o de izquierda (Lula o Felipe González) se proyectan por largo tiempo marcando hitos históricos permanentes.
            En Argentina hemos sido siempre reactivos a los movimientos contemporáneos más audaces y renovadores. Desde 1810, frente a la ocupación napoleónica de nuestra Metrópoli Colonial, pasando por el positivismo constitucionalista de mediados del siglo XIX, la ola inmigratoria europea de principios del XX, las revoluciones “pequeño – burguesa” y “obrerista” representadas por el Radicalismo y el Peronismo, la “Revolución Cubana” y el mayo francés durante los setentas, hasta el neo-liberalismo de los 90´s.
            Hoy sufrimos la misma crisis de valores que el resto del mundo occidental agravada por la carencia de propuestas de liderazgo que permitan superar la destrucción del estado y los partidos políticos así como nuestro “desajuste negativo” en comparación con nuestros vecinos Chile, Brasil y Uruguay.
            Pero también queda claro que, pese a los retrocesos, nuestra sociedad tiene una vitalidad y una dinámica que nos llevará a diseñar la “nueva política” adecuada para enfrentar los desafíos del bicentenario que comienza.

Diego R. Guelar
Secretario de Relaciones Internacionales de PRO


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