lunes, 12 de noviembre de 2012

Cuando empatar es ganar

El presidente Barack Obama ganó las elecciones pese al casi empate en votos con su contrincante republicano, Mitt Romney. Les debe el triunfo a los afroamericanos y los latinos. Tiene con ellos una deuda que deberá honrar. 
Hacia afuera, en particular hacia Latinoamérica, lo mejor que puede ocurrir es que todo siga igual; es decir, no hay más colonialismo, ni programas digitados por el Fondo Monetario Internacional –no hay ninguno en la región-  y el comercio, las inversiones y el financiamiento se rigen por el juego de los intereses privados. 
Los países que así lo desearon – México, Centroamérica y el Caribe, Colombia, Perú y Chile - negociaron acuerdos de libre comercio. El Mercosur ha decidido lo contrario (hasta ahora). 
En relación a la Argentina, pasamos de exportar el 20% del total hacia los Estados Unidos a sólo el 5 por ciento. Inversiones americanas no están llegando (de otro lado tampoco) porque las espantamos. Mientras no arreglemos las cuentas con el “Club de París”, -nuestros socios en el G-20-, mientras no acatemos las decisiones del Ciadi – tribunal arbitral del Banco Mundial – y hasta que no dejemos de falsificar las estadísticas – Indec -, ni los norteamericanos, ni nadie, nos van a considerar interlocutores confiables
El día que entendamos que hay que consensuar y no imponer, estaremos en condiciones de “empatar”. Es así como se termina ganando. Si no, pregúntenle a Obama.

Diego R. Guelar
Secretario de Relaciones Internacionales de PRO.

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