viernes, 16 de julio de 2010

Construyamos el Partido 9 (16-7-2010)

Afiliar y competir

            Hoy más que nunca, frente al acosamiento que sufre el Presidente de nuestro Partido, debemos hacer el mayor esfuerzo para constituir el colectivo que nos permita representar a un importante sector de nuestra población.
            En Construyamos el Partido 7” pasamos revista a los 12 elementos constitutivos de cualquier partido de todo el mundo.
            Sin embargo, hay dos requisitos prácticos esenciales para que un colectivo político se constituya en “Partido”:
a)    La afiliación
b)    Las internas
La afiliación:
            El “ser miembro de” es más que un requisito formal. No es solamente, según nuestra legislación, el llenar una ficha personal (con cuatro copias), tener un número y una credencial que lo acredita.
            Es también el gozar de ciertos derechos y cumplir con algunas obligaciones.
Los derechos fundamentales son:
a)    Participar en forma directa o indirecta de la aprobación del programa de actividades del partido y de la propuesta programática electoral que se formule
b)    Elegir y/o ser elegido en las listas de las autoridades partidarias y las listas de candidatos para los cargos electivos.

Las obligaciones principales son:

a)    Aportar una cuota anual pecuniaria para la manutención del Partido
b)    Expresar activamente las opiniones personales para garantizar la representatividad de aquellos que ejerzan los cargos partidarios y/o los cargos electivos. Participar en la “conformación del mandato” es central para la vida interna del Partido.
c)    Conciliar la “disciplina partidaria” con la “independencia y libertad de opinión”, indispensable requisito para evitar la burocratización o estancamiento del colectivo.
            Cabe notar que estos requisitos son equivalentes a los que exige cualquier sociedad comercial por acciones, club deportivo o asociación civil sin fines de lucro.
            En el caso del partido político, estamos frente a la única “ONG” de nivel “constitucional” (cualquier otra puede constituirse por ejercicio de los derechos de libre asociación) porque es el instrumento vehiculizador de la “Representación Sistémica” – pilar fundamental del Sistema Representativo, Republicano y Federal.
            La tan mentada “Crisis de los Partidos Políticos” no cuestiona su existencia, sino que plantea la permanente necesidad de modernizar y perfeccionar sus mecanismos de comunicación y representación.
            Es así como las tendencias a descalificar la organización partidaria para sustituirla por la mera comunicación de masas y/o electrónica, es una nueva versión de las viejas oligarquías y elites conservadoras que se arrogan el derecho de “interpretar a las masas” desde un liderazgo mesiánico o gestionador que niega los elementos culturales e históricos de una comunidad que ha tardado cientos de años en conformarse.
            Estas supuestas dirigencias aparecen de tanto en tanto como expresión de una pretendida “lucidez” mezclada con cierto hastío de la gente hacia las estructuras tradicionales.
            El desafío de los partidos es incorporar los medios electrónicos (e-mails, Facebook, Twitter) para divulgar su mensaje y actualizarlo para seguir conectando con sus afiliados, adherentes y simpatizantes.
            Es decir, no hay que confundir el rechazo de los otros con la adhesión a uno. La volatilidad de la opinión pública no siempre refleja lo que quiere pero recepta con claridad lo que no quiere.
            Por eso, construir el partido propio es la única decisión estratégica de largo plazo.
            Conforme al fallo Nº 4322/2010 de la Cámara Nacional Electoral del pasado 20 de mayo, “los partidos políticos deben adoptar las medidas necesarias tendientes a sincerar el estado de las afiliaciones con las garantías correspondientes”.
            El PRO es continuador de las afiliaciones de “Compromiso para el Cambio” más los resultantes de su fusión con Recrear.
            Es imperioso que PRO proceda a hacer ratificar las afiliaciones de su padrón original más los cambios y agregados bajo riesgo de perder su condición de partido político.

¿Partido de cuadros o Partido de masas?:
            Esta disyuntiva ha sido permanente pregunta desde Lenin a Roosvelt.
            Un partido pequeño NO es un partido de cuadros porque el “cuadro político” es aquel que expresa un pensamiento colectivo – del cual se nutre – y lo transforma en representación operativa y profesional competente.
            El cuadro político es el emergente de un partido importante en número y calidad. El Partido Justicialista llegó a cuatro millones y medio de afiliados y el Radicalismo a tres. De su seno salieron importantes dirigentes políticos que nutrieron la historia argentina. Pretender reemplazarlos no es tarea para improvisados ni para pusilánimes. La evolución exitosa o la sangrienta revolución necesaria para hacerlo requiere de disciplina, organización, creatividad, voluntad y esfuerzo que, sumados, constituyen una verdadera epopeya histórica.
            No alcanza con clichés publicitarios y guiones armados por asesores ingeniosos pero desarraigados del ser nacional.
            Los jóvenes son los más permeables para embanderarse  en las “nuevas causas” y en adoptar los instrumentos “a la moda”. Sean las armas (en los 70’s) o Facebook (en los 010’s). Pero los entusiasmos son un arma de doble filo: la decepción puede ser mayor que la expectativa inicial, especialmente si se pretenden sustituir contenidos ciertos por consignas oportunistas.
            La juventud es un importante estadio del desarrollo político. Son pocos los que pueden alcanzar niveles de compromiso serios sino se comprometieron políticamente entre los 18 y los 25 años. El hacerlo no es una garantía, pero del semillero de muchos miles de militantes juveniles saldrán los cuadros del futuro.

Las internas:
            La afiliación se alimenta de la competencia interna dentro de cada partido. El debate partidario no es solamente ideológico o teórico. Por el contrario, es centralmente pragmático y ligado a las aspiraciones personales de poder. Esta pugna adquiere características significativas cuando se relaciona con temas que le importan a la gente y motoriza la movilización popular.
            Así lo hicieron Menem (1989) y Alfonsín (1983) al protagonizarlas últimas grandes internas partidarias. Después, nadie les ganó a Menem ni a Alfonsín una interna. Así los partidos quedaron congelados sin producirse una verdadera renovación.
            El pasado domingo 16 de mayo se produjeron las internas del Partido Radical en la Capital Federal. ¡Votaron 5.500 afiliados! (distribuidos en 5 listas).
            Para agravar este cuadro de situación, la mayoría de la opinión pública desprecia a los partidos y sus internas no asociándolos de ninguna forma al bienestar general.
            Debemos persistir. Si no logramos comprometer a los ciudadanos no podremos romper esta tendencia despolitizante.
            Por eso debemos lanzar una campaña que diga: “La ola amarilla son ustedes: afíliate”. Debemos afiliar en 120 días 100.000 nuevos afiliados entre la Provincia de Buenos Aires y Capital Federal para aceitar nuestra capacidad de movilización y contrarrestar la embestida del gobierno (procesamiento de Mauricio Macri).

Kirchner o Macri:
            Ningún enfrentamiento entre el gobierno y la oposición ha alcanzado la virulencia que hoy expresa el ataque judicial sobre nuestro presidente.
            Hoy debemos ser nosotros mismos los que debemos exigir que la investigación “llegue hasta el hueso” y destape la política oficial de espiar a los opositores, empresarios y hombres y mujeres de la cultura como forma de intimidación pública.
           Así esta causa será un verdadero “boomerang” que se revertirá contra el gobierno y sus máximos dirigentes.
            Podemos convertir esta ofensiva contra PRO en el lanzamiento de una propuesta superadora y ganadora.
            No hay dirigente histórico que no haya tenido que sufrir estos embates – y otros mucho peores - .
            El tiempo nos dará la razón si la razón orienta nuestra conducta e ilumina nuestro accionar.
            Yrigoyen sufrió proscripción y cárcel; Perón 18 años de exilio; Alfonsín un largo destierro interior hasta poco tiempo antes de su muerte. Las causas justas tienen más garantizado en el corto plazo el castigo y el agravio que el premio y el elogio.
            No estamos solos en esta tarea. Otros lo están haciendo exitosamente: Los Radicales y los Socialistas.
            Los Peronistas Disidentes están buscando su identidad y liderazgo.
             PRO tiene su lugar y su oportunidad de hacer Historia.

Diego R. Guelar



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