Carlos Reutemann se aleja del Peronismo Federal
El Peronismo Federal es el espacio que nuclea (o nucleaba) a los peronistas que no acuerdan con el Kirchnerismo.
Decidieron, primero, no competir con Néstor Kirchner en la interna del PJ y, luego, armar una suerte de “coordinación orgánica” que les permitiera competir en internas para definir un candidato presidencial. Constituyeron así una “Mesa de Conducción” integrada por aquellos que definieron no ser candidatos integrada por Carlos Reutemann, Juan Carlos Romero, Ramón Puerta y Adolfo Rodriguez Saa. Quedaron definidos como pre-candidatos presidenciales Eduardo Duhalde, Mario Das Neves, Adolfo Rodríguez Saa y Felipe Solá.
Recurrieron al artilugio histórico de seguir diferenciando “Partido” de “Movimiento” entendiendo que se podía ser Peronista pese a no integrar el Partido Justicialista.
Curiosamente, Julio Cobos había utilizado en el 2007 la misma formulación “movimientista” para integrarse –él y otros – al Frente Para la Victoria desde una identidad radical al margen del partido (que decidió expulsarlo).
La degradación partidaria alcanzada permitió que se alejara cada día más la base partidaria (8 millones de afiliados al Peronismo y al Radicalismo) eliminando las internas o, en el caso del Radicalismo, con muy baja participación de sus afiliados.
La realidad política actual indica que, si se actualizaran las afiliaciones, la pertenencia partidaria bajaría a no más del 20% de las cifras alcanzadas entre 1983 y fines de los 90’s (un altísimo número de esas afiliaciones son falsas por no contar con el consentimiento real del supuesto afiliado)
En este contexto, contrariamente a lo que ocurre en el Justicialismo, la UCR ha logrado una práctica reunificación incluyendo a Julio Cobos(reincorporado y pre-candidato presidencial), Ricardo López Murphy y Margarita Stolbizer más allá que ellos conservan estructuras políticas propias.
Queda sólo Lilita Carrió fuera de este proceso y difícilmente se logre su acercamiento pese a que en las elecciones del 2009 ella misma fue la mayor impulsora de la Coalición Cívica y Social (con la UCR , el Socialismo y el GEN).
El Peronismo no sólo está dividido sino que el “espacio” llamado “Peronismo Federal” no tiene una estructura legal única ni como partido, ni como frente electoral y sus crecientes diferencias hacen cada vez más difícil la adecuación legal para participar en una interna abierta el 14 de agosto próximo.
Sin embargo, existe una realidad política que indica que hay un electorado común entre los candidatos y dirigentes del PF y el nuevo espectro que representa el PRO de Mauricio Macri.
Si este espacio se presentara en forma conjunta con candidato único, tendría posibilidades de competir en la 2ª vuelta (como ya analizamos en el Construyamos el Partido-20).
También vimos el desestructurado escenario que presenta tanto la centro-izquierda como la centro-derecha. Ambas corrientes se niegan a identificarse por sus elementos afines y prefieren evitar la caracterización ideológica pronunciándose en forma personalista sin precisar tampoco programas que los sustenten.
Este estado de cosas beneficia, por un lado, al gobierno, que conserva una masa crítica del 25 al 30% del electorado que, en estas condiciones, la convierte en la primera y más sólida minoría. Ejerce con claridad la representación mayoritaria del voto peronista por su control del territorio y de la estructura sindical.
Al margen de la interna peronista, del otro lado, los radicales pueden procesar en relativa paz su propia interna y llegarán, por internas o por consenso, a la fórmula Radical-Socialista que los deja posicionados como la 2ª minoría con condiciones para disputar la 2ª vuelta.
La hasta ahora entelequia del Pro-Peronismo-Federal, podría competir con posibilidades de éxito si pudiera armar una coalición electoral con liderazgo único. Para logarlo debería:
1) Ponerse de acuerdo en términos ideológicos y programáticos superando las meras apetencias personales
2) Acatar una conducción única que represente lineamientos comunes y que aparezca como susceptible de asegurar las condiciones de gobernabilidad que el actual oficialismo ha garantizado plenamente. Es siempre mejor un mal gobierno que un no-gobierno.
3) resolver el liderazgo por consenso o internas
El alejamiento de Carlos Reutemann sin especificación del puerto de llegada y los interrogantes que formulan Solá y De Narvaez, complican el escenario y pone en severa duda la posibilidad de organizar este tercio del electorado que no comulga ni con el gobierno ni con la alianza radical-socialista ni con aquellos que se expresan más a la izquierda del espectro electoral.
Sin eufemismo, es una amplia centro-derecha democrática y humanista que cree en el desarrollo económico y la justicia social desde la aspiración de un Estado gestionando una Argentina moderna, inserta en el mundo, con garantías plenas para la inversión y la generación de trabajo.
Si la dirigencia política tuviera la grandeza de entender y representar los claros mensajes de la ciudadanía, Argentina podría alcanzar su normalización plena con un gobierno de centro (derecha o izquierda) con un “socio sistémico” alternativo pero cooperante, que en menos de una década nos colocaría en una posición equivalente a la de nuestros socios regionales Chile, Brasil y Uruguay.
Diego R. Guelar
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