jueves, 16 de diciembre de 2010

Construyamos el Partido 29 (16-12-10)

Okupaciones en Soldati y otras

Finalmente, fue el espanto y no el amor lo que unió al Gobierno Nacional y al de la Ciudad de Buenos Aires. Más allá del sentimiento equivocado, un paso en el sentido correcto.
Más de 15 millones de argentinos – sobre un total de 40 millones – habitan en el área Metropolitana que agrupa a la Capital Federal y 20 distritos bonaerenses del Gran Buenos Aires.
El fenómeno de migraciones internas – incluyendo en las mismas tanto a los provincianos propios como a los hermanos bolivianos, paraguayos, chilenos, peruanos y uruguayos – con destino a la megalópolis porteña tiene más de 100 años y constituye uno de nuestros signos de identidad nacional.
La conformación de una nación unitaria bajo forma jurídica federal fue despoblando nuestra vasta geografía produciendo una desequilibrada distribución y concentración de la riqueza así como una ocupación del territorio caracterizada por media docena de grandes concentraciones urbanas (80% de la población) y enormes espacios vacíos.
El cinturón suburbano y la zona Sur de la Capital federal representan la mayor contradicción entre pobreza y riqueza en un país bendecido por las mieles de la abundancia.
La exclusión creciente, la ausencia del Estado y el más reciente fenómeno del narcotráfico fueron profundizando este proceso regresivo que fue aumentando su carácter violento y destructivo.
En un país donde se verifican altos niveles de corrupción en los niveles superiores de su dirigencia política, económica y social y una masiva fuga de capitales -  más de 50.000 millones de dólares en los últimos 3 años -, el imputar los peores pecados y vicios delictivos al tercio más vulnerable y empobrecido de la población es un acto que oscila entre la ignorancia y el cinismo más salvaje.
Seguro que se verifican intereses espurios en la ocupación del Parque Indoamericano de Villa Soldati por parte de 15.000 personas que incluyen ventas ilegales de parcelas, enfrentamientos entre barras bravas y carteles de narcotraficantes más abusos represivos de algunos integrantes de las fuerzas de seguridad.
Pero todo esto son los flecos del verdadero drama: un país rico que abandona millones de sus hijos y los margina sin darles siquiera la esperanza en un futuro mejor.
Un solo mes de déficit de Aerolíneas Argentinas le resolvería el problema habitacional a más del doble de los ocupantes ilegales de Villa Soldati.
El Estado Argentino es rico en recursos humanos y materiales. Sólo la correcta administración de esos recursos resolverían en el corto plazo los problemas más críticos de la sociedad – educación, salud, vivienda, seguridad – y, en el mediano y largo plazo, deberían garantizar una argentina próspera y justa en niveles de excelencia para la inmensa mayoría de su población, incluyendo los nacionales de nuestros países vecinos que vienen a aportar su trabajo y sus ganas de progresar.
Un mercader electoral podría plantear que es inútil ocuparse de los muy jóvenes o los muy viejos o los marginados o los analfabetos o los extranjeros o los indocumentados porque, total, no votan.
El Peronismo fue un gran movimiento porque, alguna vez, se ocupó de la infancia y de la vejez, documentó, alfabetizó e integró a los que venían de los países vecinos y los trató con dignidad y respeto. La Democracia es un gran sistema cuando ampara a los más débiles, respeta a los diferentes y los disidentes, grava a los que más tienen y hace de la educación y el trabajo los peldaños de la riqueza y el éxito. Sino, puede ser una pantomima democrática, autoritaria o dictatorial, pero siempre injusta e hipócrita.
La gran tarea de los partidos políticos es garantizar que el sistema se consolide desde la participación popular organizada.
Las experiencias mundiales demuestran que, los personalismos, hasta los más lúcidos y bien intencionados, fracasan sino construyen agrupaciones políticas permanentes. “Sólo la organización vence al tiempo”, decía el Gral. Perón quien sobrevive a 36 años de su muerte por haber dejado una doctrina y una organización que, aunque en crisis terminal, todavía no ha sido reemplazada por otra que la supere.
El mismo radicalismo, pese a cosechar tantos fracasos, sigue siendo una alternativa permanente por su vocación colectiva superadora de los protagonismos individuales.
Argentina es una enferma sistémica. Sólo una nueva estructura política, diversa y multi-ideológica, captará la voluntad y la energía creadora de sus mejores hijos, vengan de donde vengan, incluyendo a quienes vienen de Chile, Bolivia, Perú, Paraguay o Uruguay que ya son tan argentinos como cualquiera nacido de las fronteras adentro.
Sólo los partidos pueden hacer esta tarea integradora. Sólo el Estado recuperado puede conducir a la Nación. Sólo el imperio de la ley garantiza la justicia e impide la arbitrariedad. Sólo la República nos hará efectivamente libres.

Diego R. Guelar

No hay comentarios:

Publicar un comentario