jueves, 11 de agosto de 2011

Construyendo los Partidos - 54 (11-8-2011)

Sancor es más que una fábrica de leche


Al mismo tiempo que el Dólar y el Euro, el “Cristinismo” ha dejado de ser lo que era pero sigue siendo una “reserva de valor”. Por lo menos, hasta que la volátil opinión pública – o la perinola – pueda dar un giro y vuelque su inapelable designio hacia otra parte. Los triunfos de Binner y de Del Sel en Santa Fe y el del “gallego” de la Sota en Córdoba expresan apoyos y protestas muy significativos pero dejan pendiente las preferencias finales respecto de la elección presidencial.
Queda claro que la mayoría del electorado “SanCor” (Santa Fé y Córdoba ) –aproximadamente el 60 %- votará contra Cristina pero lo hará dividido entre Binner, Alfonsín y Duhalde (más un poquito para Rodríguez Saa y Carrió). Lo mismo ocurrirá en Capital Federal.
La Provincia de Buenos Aires es la madre de todas las batallas. Daniel Scioli es a Cristina lo que Urquiza para Rosas en el Partido Federal o lo que Lonardi para Perón en el ejército nacionalista de la post-guerra. Urquiza y Lonardi esperaron pacientemente que se dieran las condiciones para jalar del gatillo. En el mundo de Facebook y China Superpotencia, no hay lugar para conspiraciones ni golpes de Estado.
Pero los ciclos son los ciclos y este se agota sin remedio. Scioli define si la reelección de Cristina es o no posible. En la Argentina sin Partidos fuertes, las confrontaciones no son programáticas ni ideológicas; son sólo personales y por la suceción. La alternancia es un esquema institucional que deberemos construir en el futuro.
Hasta en la hipótesis de un segundo mandato, ni Macri ni Bonfatti, ni de La Sota, ni el mismísimo Scioli (ni hablar de los sindicatos o los empresarios) serán obedientes seguidores ni receptores agradecidos de ocasionales dádivas.
Si la perinola así lo decide, Duhalde o Alfonsín deberán administrar una compleja transición hacia algo que todavía no conocemos y, quizás, tampoco imaginamos.
Podemos adivinar que no se repetirá ni Peronismo-Radicalismo ni Peronismo-Anti-Peronismo; tampoco habrá peligro golpista; no existirá el “Tercer Movimiento Histórico”, ni el “transversalismo” ni “la Alianza” ni el “alineamiento automático”.
Tampoco alcanzará con “los espacios”, ni las “necesidades de la gente” ni los pragmatismos y progresismos que evitan pronunciarse sobre sus programas o ideologías.
Enfrentaremos un mundo convulsionado con viejos actores que no querrán perder su influencia mientras que otros nuevos exigirán un rol más activo y decisivo.
La integración con nuestros vecinos, que nos ayudarán en la empresa, más la comprensión de los europeos, los norteamericanos y los chinos nos presentan un panorama alentador.
La mitomanía K desaparecerá – en el mejor de los casos – o se tornará ingobernable.
Será responsabilidad de todos rescatar los aciertos – que no son pocos – y encuadrar la realidad en un marco legal que haga posible el aterrizaje en un sistema previsible.
. El Poder Judicial acumulará a los procesos históricos – las responsabilidades criminales de la Dictadura militar-, las acciones ilegales cometidas durante las últimas dos décadas.
Dejar de lado el espíritu revanchista, dotar a los jueces de la independencia y los recursos para que puedan cumplir sus misión y priorizar la resolución de los graves problemas sociales que hemos venido acumulando, deben convertirse en una suerte de “tres mandamientos” rectores.
Si seguimos discutiendo “el proceso”, “el menemismo” y “el Kirchnerismo” sin entender que los tres son partes indivisibles de nuestra tragedia pasada, poco podemos hacer para construir un futuro mejor.
La “mala política” y la “despolitización” han causado estragos.
Especular con las posibles ventajas de una opinión pública confundida o negar la existencia de un mensaje claro de la sociedad para no repetir el pasado, es abrir las puertas al peor de los oportunismos cortoplacistas.
El peligro es que siempre puede aparecer alguien más nocivo  para llenar los espacios vacíos.
Hoy disponemos de la experiencia y la sangre nueva para dotar a la Argentina de un sistema político.
Conocemos el uso de la experiencia al servicio de los intereses sectoriales o personales, también el derramamiento de sangre en luchas fratricidas.
Podemos y debemos construir el sistema Republicano, Representativo y Federal que soñamos. No nos faltan gobernadores provinciales, ni legisladores, ni jueces. Tampoco militares ni diplomáticos. Disponemos de millones de trabajadores, profesionales, empresarios urbanos y rurales, estudiantes e inmigrantes que ya son parte de una nacionalidad regional emergente.
Por todo ese capital humano más los infinitos recursos materiales que disponemos, solo una voluntad perversa puede estropear un destino manifiesto de prosperidad y justicia.
Este 2do semestre del 2011 está lleno de turbulencias internas y externas.
Transitémoslas con fe y esperanza – sumándole una buena dosis de coraje e inteligencia -. Por último, que Dios y la suerte nos acompañen.

Diego R. Guelar

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