martes, 3 de agosto de 2010

 Ante-proyecto para la discusión
Propuesta de política exterior (2011-2015)


Fundamentos del análisis
            La Argentina tiene, en la segunda década del siglo, una oportunidad fenomenal de dar un salto para adelante que duplique nuestro producto interno bruto y mejore notablemente la calidad de vida de nuestra población. Para lograrlo, debemos tener en cuenta los siguientes principios:
1)                No hay modelo de desarrollo viable que no contemple la inserción internacional concreta de Argentina en el mundo. Por ejemplo, sin investment grade (categoría lograda ya por Chile, Uruguay, Perú y Brasil), el financiamiento externo – el limitado que podemos obtener – paga tasas de interés superiores al 12% anual. Nuestros vecinos mejor posicionados ya lo obtienen al 4,5%. ¿Quién en su sano juicio invertirá  en este país con este hándicap negativo?
Otro tanto ocurre con la adulteración de las cifras del INDEC. Todos los informes internacionales sobre IPC, ocupación, alfabetismo, etc., tienen, en el caso argentino, una apostilla que aclara la imposibilidad de certificar estas cifras.
Por lo tanto, no hay política exterior eficaz posible sin salida total del default y normalización del INDEC.
2)    No hay política exterior válida que no persiga alcanzar consensos básicos entre las principales fuerzas políticas de tal forma que los contenidos no se alteren cada 4 años (ver Anexos 3 y 4)
3)                No puede usarse un “voluntarismo bien intencionado” para producir un efecto concreto y sustentable.
Argentina ha producido profundos cambios en su estructura productiva (los veremos en cifras) que deben ser respetados y perfeccionados de tal forma de sacar provecho a las inversiones reales y a los planteles de personal ya entrenados.
4)    No existe una “política exterior” separada de la propuesta local. El error en el planteo doméstico impide alcanzar los objetivos externos. Un planteo de “autarquía coyuntural” como el actual, al distorsionar precios y producir inflación, deja como espacio internacional viable los negociados venezolanos, las protecciones monopólicas que utilizan a las PYMES de algunos sectores como “escudo justificador” y los Contratos de Obra Pública “direccionados” ( con clausulas muy onerosas para el Estado en caso de incumplimiento).
5)    El tipo de cambio y el grado de apertura aduanera no son nunca libres. Deben ser administrados pero evitando los mecanismos arbitrarios de tal manera que las políticas públicas sean transparentes y estimulan la iniciativa creadora e inversora del sector privado. El caso brasilero es ejemplar en esta materia. En concreto, debemos alcanzar en el menor plazo de tiempo, un acuerdo de “convergencia macroeconómica” con Brasil para alinear totalmente las variables centrales en un plazo no mayor a diez años con metas bianuales cuantificables
Esta decisión es la piedra angular de nuestra política exterior.
En la historia de la Unión Europea, cada etapa de disenso franco-alemán trajo aparejada una crisis y/o una parálisis en el proceso de integración europea. En nuestro caso, dada la disparidad alcanzada, toda demora o alejamiento de este eje nos traerá aparejado mayor aislamiento y costos adicionales para su corrección futura.
6)    Necesidad de tomar pleno control radarizado y satelital de nuestras fronteras terrestres y marítimas para poder combatir eficazmente el contrabando de narcóticos, armas, etc. (Ver Anexo 5).
7)    La Argentina ha vivido en los últimos 25 años una modificación estratégica de su estructura productiva y sus relaciones con el mundo que la habilitan (y la condicionan) para lanzar un proceso de crecimiento acelerado. (Ver cuadros).
8)    La permeabilidad argentina para adaptarse a los cambios ocurridos en el mundo. A saber:
a-    La caída del Imperio Soviético
b-    El ascenso de china a 2ª potencia mundial
c-    La creación de la Unión Europea, el Euro y el rol español en esa asociación regional.
d-    El nacimiento y desarrollo del MERCOSUR
e-    La guerra mundial contra el terrorismo a partir del 2/9/2001 con la caída de las torres gemelas.
f-     La aparición de los BRIC’s (Brasil, Rusia, India y China)

            En particular, decisiones externas que requirieron una respuesta inmediata:
a)    El cierre del mercado europeo para las carnes y los granos tradicionales (maíz, trigo, sorgo y girasol)
b)    Los requerimientos europeos y chinos de consumo de soja como componente fundamental del alimento balanceado destinado a los cerdos.
c)    El abastecimiento al Brasil desde la concreción de la zona de libre comercio y luego la Unión Aduanera (imperfecta).
d)    El acuerdo de pesca con la Unión Europea
e)    El marcado interés externo en maquinaria agrícola, productos farmacéuticos y petroquímicos, software, tecnología nuclear y espacial, vino y genética argentinos.
9)    Queda pendiente la respuesta frente:
a-    El eje medioambiental y los eco-combustibles
b-    La demanda de productos alimenticios con mayor valor agregado (congelados, enfriados, termoprocesados sintéticos, desecados, orgánicos, etc.)
c-    El desafío de jugar un rol central en la región Antártica y el Atlántico Sur.
d-    Un importante salto cualitativo y cuantitativo en las áreas de turismo y minería.

Los cambios en los últimos 25 años y su influencia en la política exterior


1985
2008*
2009
Exportaciones argentinas totales (en millones de dólares)
8.396
70.589
55.752
Exportaciones  - soja (en millones de dólares)
1.243
16.650
12.900
Exportaciones - pesca (en millones de dólares)
147
1.300
1.100
Exportaciones - minería (en millones de dólares)
726
2.847
2.851









1985
2008
2009
Exportaciones argentinas a China en %
3.7
9
7
Exportaciones argentinas a EEUU en %
12
6
6
Exportaciones argentinas a Brasil y Sudamérica  en %
10.3
30
32
Exportaciones a Europa en %
42.9
19
18





1985
2008
2009
Exportaciones argentinas a China (en  millones de dólares)
310
6.353
3.623
Exportaciones argentinas a EEUU (en millones de dólares)
1.007
4.235
3.345
Exportaciones a Brasil y Sudamérica (en millones de dólares)
865
21.176
17.840
Exportaciones a Europa (en millones dólares)
3.600
13.411
10.035













1985
2008
2009
Ingresos por Turismo (en millones de dólares)
1.047
4.600
3.900
Ingresos por Turismo (en millones de turistas)
1.6
4.5
4.3 


*Incluido el 2008 por la caída del 2009. Las proyecciones del 2010 tienden a aproximarse a las del 2008.


            En 1985, Argentina comenzaba su transición democrática. Tenía 2 hipótesis de guerra: Brasil y Chile (con este último país estuvimos a 24 horas que se desencadenara una guerra en 1978)
            Nuestras relaciones con la Unión Europea estaban congeladas por el Conflicto de Malvinas y no teníamos relaciones diplomáticas con el Reino Unido.
            No teníamos comercio con China, ni desarrollo pesquero ni minero. Recién comenzaba a desarrollarse el cultivo de soja. El turismo era muy limitado y la aftosa y la inflación eran males endémicos que parecían imposibles de superar.
            En ese año, el Presidente Alfonsín firma con el Presidente Brasileño José Sarney el acuerdo nuclear que crearía la ABACC (Agencia Argentina Brasilera de verificación y control nuclear) con sede en Río de Janeiro. Así se revertía la decisión de ambos países de crear en la década del 50 las Comisiones de Energía Atómica (bajo control de las fuerzas armadas) que llevarían al control de proceso de enriquecimiento de uranio con fines pacíficos pero que podían llegar a desarrollar armamento atómico (tal como era el objetivo militar de ambos países hasta 1985).
            Al mismo tiempo se firmaban  los primeros acuerdos de complementación económica con Brasil que llevarían a la firma del Tratado de Asunción – creación del Mercosur – el 26 de marzo de 1991.
            La transformación del enfrentamiento y la hipótesis de conflicto en la cooperación primero y luego la integración, llegó a que en 1998, en Ushuaia, se declarara al Mercosur “Zona de Paz”. Este elemento es central para entender el proceso que se plasmó en la Constitución de 1994 donde se da carácter constitucional a los tratados de integración colocándolos por encima de la legislación Nacional. Así Argentina propone a sus vecinos la Constitución de una “Nación de Naciones” que, en el futuro, pueda crear instituciones supra-nacionales que redefinan el concepto de “soberanía nacional” y lo sustituyan por el de “soberanía regional o supra nacional”.
            También en 1985 se lanzó la “Política de Expansión Minera” (PEM) que daría origen al Código de Minería Argentino sancionado por el Congreso Nacional en 1997. (Ver anexo 6).
            La eliminación de las retenciones agrícolas en 1992 – vigentes desde 1967 – multiplicó la producción y las exportaciones agrícolas.
            El turismo, prácticamente congelado por la inseguridad política, la inestabilidad económica y las relaciones conflictivas con gran parte del mundo, crecieron exponencialmente.
            La pesca, que no había tenido desarrollo significativo alguno,  se expandió después de la Guerra de Malvinas en toda nuestra Costa Atlántica desde Mar del Plata hasta Ushuaia, constituyéndose en un foco importante de exportaciones y comenzando a modificar nuestras prácticas nutricionales domésticas.
            En este mismo lapso nos transformamos en exportadores líderes de limones, miel, ajo y otras frutas y hortalizas
            Las exportaciones de vino se quintuplicaron y nos transformamos en importantes proveedores de software, contenidos audiovisuales y tecnología nuclear para usos energéticos y medicinales.
            Colocamos en el espacio 4 satélites de producción nacional y varias empresas argentinas se han posicionado internacionalmente (Bridas, Pescarmona, Techint, Arcor, Aceitera Gral. Deheza, Grupo América, Los Grobo, IRSA, Consultatio, Globant, etc.)
            El proceso de privatizaciones practicado en la década de los 90’s, trajo aparejado 30.000 millones de dólares de inversión directa de compañías líderes en USA y Europa que pasaron a formar parte del tramado productivo y de servicios argentinos en áreas tan diversas como transporte, energía, comunicaciones, petróleo, gas, alimentos, banca, textiles, etc.
            Pese a las crisis de 1989 y el 2001, Argentina modificó profundamente su estructura productiva, su inserción mundial y sus perspectivas y horizontes futuros.
            Hoy pertenecemos al G-20, detentamos la Secretaría General de la UNASUR, estamos en el Club Nuclear y tenemos en marcha un proceso de integración plena con Brasil, Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia. Con el resto de Sudamérica tenemos relaciones económicas y políticas crecientes.
            
             Analizando el cuadro de situación al 2010, podemos concluir:

1)    Que más allá de las perspectivas hemisféricas globales, nuestra área de mayor expansión coincide con el área sudamericana que hoy es nuestra principal fuente de ingreso de divisas y el marco de la futura coordinación macroeconómica regional que, con epicentro en Brasil – se constituirá en la Unión de Naciones Sudamericanas (ver cifras)
2)    Que el mercado Asiático – Pacífico, con epicentro en China se constituye en nuestro segundo socio comercial en confluencia con lo que ocurre en toda la región (47% de las exportaciones chilenas tienen destino asiático y China es el principal socio comercial del Brasil).
3)    La necesidad de reconvertir la “política de Malvinas” en una política hacia el Atlántico Sur y nuestra proyección Antártica. (Ver Anexo 2).
            Debemos “Sudamericanizar” nuestra presencia oceánica fortaleciendo nuestras exploraciones gasíferas y petroleras dentro y fuera de nuestra plataforma submarina así como ofreciendo acuerdos de auto limitación y regulación de la pesca a las flotas que pescan en la “milla 201” (más de 200 buques) para evitar la depredación y garantizar la sobrevivencia de uno de los últimos grandes caladeros del planeta.
            Estos tres ejes – la integración sudamericana, China y el Atlántico Sur constituyen nuestra agenda de prioridades internacionales. (Ver Anexo 1).

La nueva frontera
            Hay una serie de países que deben conformar un nuevo espectro de relaciones más intensas. India es el epicentro de esta iniciativa. Corea, Indonesia, Turquía, Armenia, Ucrania y Sudáfrica, deben ocupar un espacio de renovado esfuerzo para sentar las bases de una vinculación más estrecha. Debemos elaborar un programa quinquenal para establecer los objetivos posibles y concretarlos en ese lapso.

Las relaciones con USA y la Unión Europea
            Nuestros lazos con Norteamérica y Europa son constitutivos de nuestro ser nacional. Desde los inmigrantes hasta la Constitución Representativa, Republicana y Federal (pasando por nuestro desarrollo agro-exportador, nuestra cultura y tradiciones), conforman vínculos muy estrechos y productivos.
            Así como la realidad nos presenta a nosotros la necesidad de encarar nuestra “Nueva Frontera”, veamos qué ocurre con ellos:

EEUU:
            Los norteamericanos tienen las siguientes prioridades:
1)    La consolidación de su propio sub-continente integrado por su país, Canadá, Méjico, Centroamérica y el Caribe.
2)    La continuidad del proceso de desarme nuclear y su relación con Rusia.
3)    La nueva dimensión del G-2 con China como 2ª superpotencia mundial.
4)    Las relaciones atlánticas con Europa y las pacíficas con Japón y el Sudeste Asiático.
5)    El proceso de paz en Medio Oriente (Israel-Palestina, Iraq, Irán, el Golfo, etc.)

La Unión Europea:
        Los europeos tienen las siguientes prioridades:
1)    La consolidación de su organización de 27 países y nuevos aspirantes a integrarse
2)    Su relación atlántica con los E.E.U.U,
3)    Su frontera oriental con Rusia y Turquía,
4)    Las relaciones de cooperación con los países mediterráneos del Norte de África y Medio Oriente.
            Como puede observarse, más allá de las declaraciones de buenas intenciones, Europa (con la excepción de la parte española) tiene un marco de prioridades que no nos incluye.
            Esto no debe ser motivo de queja, sino por el contrario, de comprensión objetiva.
            Nosotros debemos establecer nuestra propia agenda de prioridades conforme a nuestros intereses y el interés de los otros.
            Es empíricamente comprobable (*ver cifras) el dinamismo de las relaciones entre China y Sudamérica, las ventajas de la integración sub-regional y la necesidad de ocupar el espacio que nos corresponde en el Atlántico Sur y la región Antártica.
           
*

1985
2008
2009
Exportaciones peruanas totales (en millones de dólares)
2.978
30.628
26.470
Exportaciones brasileras totales (en millones de dólares)
25.606
197.942
152.252
Exportaciones chilenas totales (en millones de dólares)
3.804
70.048
53.024








Exportaciones peruanas a China (en millones de dólares)
71
3.567
4.070
Exportaciones brasileras a China (en millones de dólares)
760
16.403
19.950
Exportaciones chilenas a China  (en millones de dólares)
114
10.082
11.892




Exportaciones peruanas a Asia y el Pacífico (en millones de dólares)
365
6.723
7.082
Exportaciones brasileras a Asia y el Pacífico (en millones de dólares)
2.581
37.400
39.429
Exportaciones chilenas a Asia y el Pacífico (en millones de dólares)
638
26.377
22.710



            Las tres prioridades indicadas no son un obstáculo para el crecimiento de nuestras relaciones con un grupo muy importante de países con los que debemos incrementar nuestros ya importantes vínculos: Rusia, India, Japón, Canadá, Méjico, Australia, Corea del Sur, Indonesia, Sudáfrica, Marruecos, Egipto, Turquía, Israel, etc.
            En todos estos casos, sus prioridades – igual que en el caso norteamericano y europeo – están ligados a sus realidades geopolíticas y tampoco nos incluyen en sus esquemas centrales.
            Sin embargo, debemos incluirlos en el mapa temático de prioridades. Por ejemplo: en software no podemos obviar a India ni a Israel.
            En minería, debemos incluir como actores centrales a Australia, Canadá y Rusia.
            En industria automotriz a Méjico.
            En agro-industria a los países de Europa Central, Norte de África y Medio Oriente.
            En turismo, a Japón, Rusia y Australia.
            En cuestiones del Atlántico Sur a Sudáfrica.
            En pesca a Rusia, Japón, Corea, España.
            En gas y petróleo a Rusia, Nigeria, Kuwait.
            Sintetizando, la política exterior no puede ser un ejercicio de voluntarismo. Responde a una construcción de infraestructura productiva y credibilidad que se acumula en el tiempo. Requiere el entrenamiento de personal, logística interna y externa y un programa multianual que la sustente.

Diego R. Guelar
Secretario de Relaciones Internacionales de PRO



Anexo 1
Cómo se eligen y ejecutan prioridades

1-    La única forma de elegir prioridades reales es determinando cuales son los ejes que empujan positiva y de terminantemente la agenda global
2-    Para eso no se necesita excluir aquellos que no se considera prioritario, sino que se administran los recursos humanos y materiales de tal forma de garantizar los objetivos que cumplen la función de “locomotora” del resto de la formación.
3-    Esto se grafica fácilmente recurriendo a la gráfica del “horizonte”. Si colocamos los objetivos sobre la línea del horizonte, los veremos a todos y distribuiremos los recursos para abarcarlos a todos. Dado que los recursos son limitados, difícilmente podremos cumplirlos.
4-    Si en cambio, colocamos los objetivos en vertical cruzando la línea del horizonte, aparecerán las prioridades reales sobre la línea del horizonte y los demás temas  por debajo. Graficando:





























































































































5-    Los temas involucrados “bajo el horizonte” son tan “importantes” como los que se encuentran en primer lugar. La diferencia es la relación costo-beneficio en la aplicación de recursos. Por ejemplo: si triplicamos nuestra embajada en Francia, el Canciller y el Ministro de Economía viajan todos los meses y firmamos 85 “acuerdos de cooperación” nuestra relación mejorará en un 1%. Si hacemos lo mismo con China, el cambio será de un 30%.
6-    La identificación de prioridades no alcanza per-se. Requiere la construcción de la agenda que permita alcanzar los objetivos propuestos:
Objetivos:
Ej: A  – Incrementar el comercio en un 10% anual sostenido (10 años)
      B - Tener un déficit anual que no sea superior al 15% del intercambio (promedio – de uno u otro lado) con mecanismo “gatillo” que operen en caso de ampliarse la brecha.
       C -  Incrementar las inversiones productivas en un 12% anual.

Instrumentos:
I.              Fiscales
II.            Crediticios
III.           Monetarios
IV.           Legales (sociedades, transferencia de utilidades, trámites aduaneros, registro de marcas y patentes)
V.           Compatibilidades multilaterales (OMC, MERCOSUR, etc.)

7-    Los recursos aplicados a los “temas no prioritarios”  serán más escasos pero no por eso menos calificados.
8-    Por el contrario, al cruzar las prioridades geoestratégicas con las temáticas, se producirán cruces y/o cambios que modificarán el  mapa de las prioridades elegidas originalmente.
Ejemplo:



 
            A este “mapa de base” hay que agregarle los “nuevos objetivos” y verificar periódicamente su cumplimiento.

Anexo 2

¿Por qué Malvinas?

            Hace 150 millones de años Europa, Asia, África y América constituían un gran continente – Pangea -, que por fenómenos volcánicos y terremotos se dividió quedando un gran vacío de 80 millones de Km² que fue llenado por aguas salinas  provenientes de los Océanos Pacífico e Índico.
            Así nació el Océano Atlántico.
            La principal característica de su fondo marino es una gran cadena montañosa que la atraviesa de norte a sur – la Dorsal Mesoatlántica – y que se extiende  desde Islandia hasta el paralelo 58º de latitud sur con una anchura máxima de 1.600 kms. En la región antártica, se aproxima a las últimas estribaciones submarinas de los Andes.
            Esta formación montañosa se encuentra bajo aguas de jurisdicción internacional ricas en manganeso, petróleo, gas, nódulos polimetálicos y piedras preciosas.
            El paralelo 0 - o Ecuador – separa el Atlántico Sur del Norte.
            En el Atlántico Sur existen unas pocas islas (crestas montañosas) que jalonan esta inmensa superficie marina.
Del lado Africano:
1)    Santa Elena: frente a Angola – a 2800 kms del continente – con 122 km² de superficie y 4.200 habitantes. Famosa por ser la prisión de Napoleón Bonaparte entre 1815 hasta su muerte en 1821. Es territorio de Ultramar de Inglaterra y comprende a las siguientes islas
a.) Ascensión: 88 Km² y 1122 habitantes – a 300 Km al noroeste de Santa Elena. Tiene una base militar norteamericana.
b.) Tristán de Cunha y Gonzalo Álvarez: a 2173 Kms al sur de Santa Elena y 2816 km de África del Sur, con 207 Km² y 300 habitantes.

Del lado americano:
1)    Fernando de Noronha: a 360 Kms de Natal y con una superficie de 26 Km². Archipiélago de 26 islas, Parque Nacional Marino. Territorio brasilero.
2)    Archipiélago de San Pedro y San Pablo: pequeños atolones a 870 kms al este de Fernando de Noronha. Estación de investigación brasilera.
3)    Trinidad y Martín Vaz: a 1.150 Kms de Vitoria 10,4 Km². Base Naval Brasilera.


En territorio argentino:
1)    Las Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur, con 16.000 Km² de superficie y 3.000 habitantes. Equivale a media Bélgica y tiene un ingreso per cápita de u$s 40.000.
2)    Isla Grande de Tierra del Fuego con 21.000 Km² en la parte Atlántica argentina y 105.000 habitantes (el sector Pacífico es de Chile y tiene 29.000 Km²) .
3)    Las Islas Orcadas del Sur, 1.100 km², con una base científica argentina y otra inglesa. Las pretensiones soberanas de ambos están congeladas por el Tratado Antártico.

            Queda claro que, de facto y de iure, Inglaterra tiene un amplio arco de control sobre la mayoría del Atlántico Sur. El otro actor principal es Brasil. Argentina y Sudáfrica son, todavía actores potenciales.

            Las Naciones Unidas han declarado “Patrimonio común de la humanidad” los “fondos marinos sin soberanía adjudicada”. Se ha constituido, con sede en Jamaica, la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA) y, a finales de abril, se encontrarán 160 países para acordar las normas que reglen la exploración de los campos de nódulos polimetálicos (níquel, cobalto, manganeso, cobre, molibdeno, hierro, aluminio y tierras raras).
            Se calcula que en los fondos marinos hay 60% de los 103 elementos químicos conocidos. Además, hay chimeneas y volcanes de gas y abundante petróleo.
            Ya hay exploraciones de ferromanganeso a profundidades de 5.000 metros en una franja del Pacífico nordeste (la región Clarión – Clipperton,  cerca de Hawai) y de sulfuros metálicos  en aguas territoriales de Papúa Nueva Guinea.
            El Atlántico Sur, con una superficie de 40 millones de Km² será un territorio disputado en el curso de los próximos 20 años y el apoyo logístico imprescindible para esas dificultosas tareas será una ventaja estratégica que, en nuestro océano, sólo dispondrán Inglaterra y Brasil y, en menor dimensión, por ahora, Argentina (Ejemplo, la plataforma petrolera que está explorando en aguas circundantes a Malvinas).
           
           Una política correcta para el área necesita:
1)    Credibilidad y acceso al crédito internacional
2)    Consolidar una política común con Brasil para participar de exploraciones off-shore en nuestras plataformas continentales y proponer asociaciones con terceros países en aguas internacionales
3)    Recomponer lazos de cooperación con Inglaterra en materia pesquera y petrolera.
4)    Militar activamente en el ISA para compatibilizar conservación medio ambiental y exploración minera, quizás el punto más sensible y controversial de esta nueva frontera del hombre.

          Argentina no puede estar ausente de estos temas estratégicos que redefinirán el manejo de los recursos naturales en las próximas décadas.




Diego R. Guelar
Secretario de Relaciones Internacionales de PRO

Anexo 3
Puede haber una política de Estado - 1
(Pese a los desencuentros internos)

            La política exterior argentina ha estado, durante los últimos seis años, especialmente condicionada por la política doméstica.
            En general es así, hasta en los países con más estabilidad y continuidad de sus políticas públicas.
            Sin embargo, es posible agrupar una serie de temas de extraordinaria importancia estratégica que, más allá del énfasis operativo y la asignación actual de recursos humanos y materiales comprometidos por la actual administración, tienen denominadores comunes que le permitirían gozar de un consenso explícito por parte de la inmensa mayoría del espectro político nacional.
            Así como es vital articular la oposición para lograr limitar el exceso de atribuciones ejercidas hasta ahora por el Poder Ejecutivo, es necesario también transmitir a propios y ajenos que no estamos fracturados en bandos irreconciliables – situación que sólo se dirime por una desgarradora guerra civil – sino que estamos en condiciones de funcionar como una Nación pese a nuestros disensos internos.
            Así lo hacen naciones que tienen problemáticas internas más graves que las nuestras – Colombia o Sudáfrica – y que, sin embargo, operan en el escenario internacional con extraordinaria solvencia.

Para muestra basta un botón

            No es difícil encontrar una decena de temas en los cuales las expresiones públicas y los antecedentes político-partidarios demuestran la viabilidad de la hipótesis expuesta.
            A saber:

1)    Islas Malvinas y políticas económicas expansivas en el Atlántico Sur – incluyendo la plataforma continental y aguas internacionales en lo que respecta a la explotación ictícola, petrolífera, gasífera y minera así como de investigación científica y de conservación de recursos naturales

  2) Políticas de no proliferación nuclear, transporte de desechos y eliminación de armas de destrucción masiva. Argentina firmó el Tratado de No Proliferación (TNP) en 1995.

  3) Incremento de la utilización para fines pacíficos (medicina o energía)  de la tecnología nuclear – Atucha III o la producción del Instituto Balseiro (creado en 1955) sirven como ejemplo práctico de este punto.

  4) La Integración Sudamericana en sus dos capítulos: Mercosur y Unasur. Deberíamos propiciar una tercera Conferencia Intergubernamental (la primera fue en Asunción en 1991  y la segunda en Ouro Preto en 1994, hace 16 años) para revisar y profundizar la Unión aduanera Imperfecta de la que disponemos pero que necesita actualizarse y completarse.
En este mismo capítulo debe incluirse la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo.

5)    Desarrollar la “Asociación Estratégica” firmada con la República Popular China en el 2004 entre el Presidente Néstor Kirchner y  el Premier chino Hu Jintao

6)    Impulsar los acuerdos implementados entre la CONAE (Comisión Nacional de Actividades Espaciales-nacida en 1961-) y la NASA (USA) en materia espacial (estamos por lanzar el cuarto satélite argentino desde Cabo Cañaveral). Debemos fomentar la extensión y continuación de estos programas que incluyen a otros importantes socios de la Argentina.


7)    Respaldo a la concreción de una zona de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea (próxima ronda negociadora en Madrid del 16 al 18 de mayo del 2010)
      El memorándum de entendimiento para alcanzar dicho objetivo fue suscripto en Madrid el 15 de diciembre de 1995 por todos los jefes de estado de los países miembros del Mercosur y la Unión Europea (durante presidencia “pro tempore” argentina)

8)    Fortalecimiento de la ABACC (La Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares) y de la “Zona de Paz” garantizada por el compromiso de Brasil y Argentina de no producir armamentos nucleares. La apertura y control recíproco de nuestras instalaciones nucleares fue acordado por los presidentes Alfonsín y Sarney en 1985.

9)    El apoyo a nuestra presencia en el G20 que se está constituyendo en una suerte de “Comité ejecutivo planetario”. Nuestra membrecía en este grupo está directamente ligada a los aportes realizados por nuestro país durante los últimos 27 años (fuimos incluidos en el año 1998, durante la presidencia del Dr. Carlos Menem).


10) La participación de las fuerzas armadas, de seguridad y cascos blancos argentinos en Haití, Chipre y más de 20 destinos en los cinco continentes durante los últimos 20 años. Nuestros contingentes han representado a nuestro país en una forma ampliamente reconocida y destacada por los países anfitriones y por la ONU.


            Más allá de poder identificarse otras áreas de consenso, sólo las expuestas alcanzan para demostrar la continuidad sustancial de la política exterior argentina desde el 10 de diciembre de 1983.
            Con marchas y contramarchas, la Nación Argentina ha cumplido – y seguirá cumpliendo – un responsable papel en la comunidad de naciones.
            Nadie tiene el derecho de atribuirse el monopolio de los aciertos en esta materia.

            Todos tenemos la responsabilidad de reconocer y corregir los errores.


Diego R Guelar
Secretario de Relaciones Internacionales de PRO




Anexo 4

Política de Estado- 2
Así como son identificables puntos de coincidencia preexistentes (ver Política de Estado-1), hay otros que requerirían negociaciones pero que, a priori, son de posible acuerdo, a saber:
1)    Políticas de interconexión energética (petrolera, eléctrica y gasífera) con Chile, Uruguay, Paraguay, Brasil, Bolivia y Perú.
2)    Renegociación del tratado que rige la co-administración del Río Uruguay y reapertura de los puentes fronterizos.
3)    Radarización y satelización del espacio aéreo y marítimo.
4)    Participación en ejercicios militares subregionales y hemisféricos y condiciones de la estadía de efectivos extranjeros en nuestro país.
5)    Aplicación del art. 4 de la Carta del Fondo Monetario Internacional (auditorías anuales)
            Estos puntos son también al solo efecto ejemplificativo y demuestran que es posible alcanzar políticas que se proyecten sobre futuras administraciones y cuyo contenido es conveniente excluirlo del debate electoral.
            Las Naciones no se definen ni redefinen cada 4 años. Sus políticas permanentes requieren un horizonte plurianual (de 5 a 10 años), más allá de los correctivos que tengan que ser  aplicados conforme a los acontecimientos coyunturales.
            La Nación no es de izquierda o de derecha, peronista o radical, conservadora o liberal. La Nación se nutre de la pluralidad política e ideológica pero debe consensuar los ejes centrales que la identifican frente a los vecinos y los que no lo son.
            Ese comportamiento, propio de las naciones maduras, permea las conductas locales y consolida formas de relacionamiento inter-partidarias.
            No existen las soluciones mágicas ni instantáneas. Es cierto que “nadie es profeta en su tierra” y que las recetas son siempre de largo plazo y producto de la perseverancia y la continuidad.
            No hay políticas de estado sin cumplimiento de sus Constituciones ni partidos estables y nacionales. Los acuerdos que patrocinan decisiones estratégicas deben fundarse en consideraciones históricas y abarcar los nuevos desafíos planteados desde la cambiante situación universal.
            Hay otro listado, breve pero sustancial, con aquellos temas que reflejan posiciones más discordantes y que, seguramente, deberán esperar hasta el fin del mandato en curso para encarrilarse definitivamente, a saber:

1)    Las relaciones con Venezuela y con su actual Presidente – Hugo Chávez.
2)    Los criterios para alcanzar, a la brevedad posible, el “investment grade” que nos ponga en igualdad de condiciones (a los fines del crédito internacional y las inversiones) con Chile, Uruguay, Brasil y Perú. Este punto incluye el manejo de las reservas, la transparencia y la disciplina presupuestaria, la política fiscal y la estadística oficial.

            Estos dos puntos están muy ligados a los ejes centrales del mandato de Néstor (2003-2007) y Cristina Kirchner (2007-2011) y tienen impacto sobre la conducta global de Argentina frente al mundo. Nuestra membrecía en el Mercosur, el Grupo de Río, la UNASUR, el “grupo de los 20”, la OEA y la ONU, recibe el impacto directo y/o indirecto de nuestra ausencia de políticas de estado y nuestra reiterada “pendularidad” que tanto descrédito nos ha producido en las últimas décadas.
            La Nación argentina ha demostrado  que sus virtudes superan a sus defectos y que su pueblo sabe resurgir de las cenizas de los siniestros que nos auto-infligimos.

Diego R. Guelar
Secretario de Relaciones Internacionales de PRO



Anexo 5

Cómo se defiende la soberanía

            Desde 1648 – Tratado de Westfalia (fin de la guerra civil de 30 años en Alemania y la de los 80 años entre España y los Países Bajos)- una serie de requisitos simbolizaron el proceso de construcción de las naciones. Dos de ellos fueron el de “soberanía territorial” y el de “igualdad entre Estados independientes”.
            Así se desencadenaron muchas otras guerras para definir fronteras y englobar nacionalidades  bajo un solo Estado Nacional (casi todas las Naciones Europeas tienen en su territorio distintos grupos nacionales con sus idiomas distintivos). Para fines del siglo XX, la inmensa mayoría de las fronteras estaban debidamente demarcadas y pacíficamente aceptadas. También había madurado un proceso de “integración regional” cuya avanzada es precisamente el continente que “inventó” las naciones -la Unión europea- por el cual se vienen redefiniendo el significado de los poderes nacionales y su transferencia a instancias supra-nacionales.
            Pero hasta en los esquemas más avanzados europeos, subsiste una función nacional de monitoreo y control de las fronteras terrestres, aéreas, marítimas y/o fluviales por parte de las gendarmerías y prefecturas y, eventualmente, de las fuerzas armadas nacionales.
            En la República Argentina, desde la célebre bandera negra de Facundo Quiroga con la consigna “Religión o muerte” en plena guerra civil, muchas fueron las formas que se adoptaron para representar el anhelo de soberanía nacional.
            Después de la declaración de nuestra independencia, tuvimos hasta 1880 un permanente estado de guerra civil al que sucedería otro período de cruentos enfrentamientos para alcanzar un régimen electoral no restrictivo que culminaría en 1916 con la elección de H. Yrigoyen como presidente de la República.
            Pero en 1930 comenzaría un nuevo ciclo de turbulencias con reiteradas interrupciones al orden constitucional hasta la última y fracasada asonada del 3 de diciembre de 1990.
            Vivimos, entonces, los primeros 20 años de continuidad democrática sin amenaza golpista.
            Sin embargo, en todos estos períodos hemos discutido el sentido de la nacionalidad y hemos oscilado entre propuestas antagónicas identificando reiteradamente a una parcialidad con los intereses nacionales.
            Mientras tanto, nuestros vecinos han logrado sintetizar su “proyecto nacional” como plural y complejo en lo ideológico, concretando medidas para hacerlo efectivo con mecanismos legislativos y técnicos que materializaran el logro de un Estado – País – Nación plenamente en control de sus recursos humanos y materiales. Ellos (Chile, Uruguay y Brasil) han conciliado los intereses transnacionales y los nacionales haciendo que estos factores convivan con el respeto al Estado de Derecho.
            Nosotros, en cambio, hemos perdido mucho esfuerzo y tiempo en debates estériles y obsoletos mientras renunciábamos a controlar efectivamente nuestras fronteras nacionales.
            Así hemos hecho fracasar reiteradamente los proyectos de radarización del espacio aéreo (el primero tardíamente concretado y frustrado en 1999, el último, la semana pasada). Los aviones que entran y salen de nuestro territorio son los encargados de avisar a las torres de control su cercanía y solicitar su autorización para decolar o aterrizar. Sólo con evitar hacerlo, pueden transitar con absoluta libertad. Toneladas de armas, narcóticos vegetales y sintéticos, cigarrillos, bebidas blancas, aparatos electrónicos y otros burlan de esta manera los controles fronterizos y aduaneros sin mayor problema.
            El mismo panorama ocurre con la plataforma submarina. En 1995 la Unión Europea nos ofreció fondos no reembolsables (léase donaciones) para equipar nuestra flota pesquera con las “cajas negras” que permiten controlar satelitalmente la ubicación y tiempo de las campañas pesqueras. Conociendo la capacidad de faena de cada buque, es imposible eludir el control pudiéndose así evitar la depredación de uno de los últimos grandes caladeros del planeta. Las merluzas que pescamos ya tienen la mitad del tamaño adulto recomendado (es decir, son especímenes muy jóvenes).
            El Secretario de Pesca de ese entonces rechazó el ofrecimiento. Nada se hizo de ahí en adelante.
           La falta de inversión en la prospección petrolífera y gasífera ha facilitado la actual iniciativa de compañías británicas en aguas circundantes a nuestras Islas Malvinas.
            Hasta en el caso de los reservorios de gas y petróleo de las provincias de Santa Cruz y Chubut, se ha verificado últimamente la concesión de áreas por más de 30 años a precios devaluados contratados durante el período de precios más deprimidos (2008-2009).
            Sintetizando, mientras batimos los parches y nos envolvemos con pitos y matracas en banderas argentinas, enajenamos a título gratuito los recursos naturales y/o favorecemos a los “amigos del poder” con acciones y/u omisiones que costarán fortunas a las generaciones por venir.
            La honestidad y el sentido común son los instrumentos centrales de la defensa de la soberanía territorial y popular. Nuestra mejor contribución a la integración regional es una sensata administración de nuestros recursos. Sólo así podremos sentarnos en un pie de igualdad con nuestros vecinos y socios que han sabido obrar “soberanamente”.

Diego R. Guelar
Secretario de Relaciones Internacionales de PRO














 
Propuesta de política exterior (2011-2015)

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