martes, 1 de febrero de 2011

Boletín Internacional Informativo - PRO

Enero 2011
La hora del Islam
Túnez, Argelia, Yemen, Jordania y, sobretodo, Egipto, el país clave en el norte de África y todo el medio ambiente que avanza, desordenadamente, hacia la profundización de su precaria democracia.
¿Qué significa eso? La mayoría es religiosamente moderada pero la única oposición bien organizada es ultrarreligiosa - los hermanos musulmanes-. La pregunta del millón es el peso que pueden tener en las fuerzas armadas. Sus equivalentes en Turquía no pueden avanzar justamente por el rol de las fuerzas armadas, verdaderas herederas de Kamal Ataturk.
La Democracia, tal como la conocemos en Occidente, es exclusivamente occidental; está ligada a definiciones respecto del Estado, la familia, la igualdad de género y las libertades individuales. En nuestra concepción, la persona (no el individuo) como ente social, no puede ser avasallado por ninguna consideración superior (incluyendo a Dios) y las Cortes supremas son las garantes de su respecto absoluto.
Desde los pornógrafos, los delincuentes más depredadores en lo económico o los sanguinarios asesinos seriales sin sentencia, todos tienen garantías procesales de cuasi inmunidad. La pena de muerte está abolida en un 90% y la edad de emancipación plena es de 18 años, tanto para hombres como mujeres.
Todos estos valores no tienen asidero en las milenarias tradiciones islámicas.
¿Qué es una democracia Islámica? No lo sabemos.
A los países ya en estado de pública sublevación, hay que agregarle los ocupados Afganistán e Irak más los severamente cuestionados Irán y Pakistán. Ni hablar del mar de fondo indetectable (hasta ahora) en Arabia Saudita.
En los dos extremos geográficos de la región- India y Turquía- se demuestra la viabilidad de la síntesis entre instituciones liberales y ancestrales tradiciones autoritarias.
Los valores culturales europeos - extendidos a gran parte del mundo, incluido China - han encontrado una barrera casi infranqueable en el mundo musulmán donde, hasta las llamadas repúblicas, reproducen en forma hereditaria las prácticas monárquicas más absolutas.
Hasta hace 200 años pasaba lo mismo en Europa y hace sólo 80 años los totalitarismos fascistas y comunistas fueron hegemónicos desde Rusia a Japón pasando por casi toda Europa continental y sólo hace 40 años se consolidó el proceso descolonizador en África y buena parte de Asia.
Fenómenos como el suministro petrolero y el desarrollo de armas nucleares y otras de destrucción masiva complican el proceso de transición que, ineludiblemente, llegará al mundo árabe.
Nadie sabe más de esto que los latinoamericanos. La transición que encabezara la Argentina en 1983 lleva más de 35 años y todavía no ha concluido, pero lo hará exitosamente en el curso de la década entrante.
El profeta máximo de Alá - antes de Mahoma - es el mismísimo Aarón que emparenta al Islam con la tradición mosaica y el Cristianismo.
Así como la Contrarreforma y la Inquisición no pudieron impedir el desarrollo de la ciencia y las instituciones democráticas, las versiones fundamentalistas del Corán no podrán eternizarse en un mundo global donde las ideas circulan con más velocidad que las personas y las cosas.
Sólo debemos hacer votos para que las próximas décadas - pletóricas de desafíos y cambios humanísticos y tecnológicos - no reproduzcan los episodios sangrientos ocurridos en el pasado.
El siglo XXI puede ser el primer "siglo de paz" en la historia de la humanidad. Ojala lo sea.

Diego Ramiro Guelar
Secretario de Relaciones internacionales de PRO

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