martes, 1 de marzo de 2011

Boletín Internacional Informativo - PRO

Marzo 2011

Fukushima y Trípoli

Dos ciudades concentran la atención y la preocupación del mundo. Y no es que el planeta esté tranquilo: crisis económica en Portugal con impacto director en España y toda Europa; derrota electoral de la Canciller Merkel en Alemania; peligro de inestabilidad política en Perú frente alas próximas elecciones; primera crisis del régimen sirio en cuarenta años…
Pero son Fukushima y Trípoli el eje de la preocupación internacional.
En Japón, a 20 días del terremoto-tsunami, la planta atómica afectada sigue activa y filtrando gases tóxicos. Ya ha llegado a superar 4.000 veces el límite legal. Qué es lo que esto significa y por qué  no termina de enfriarse el reactor dañado sigue siendo materia de confusos debates.
Lo que es seguro es que el ciclo optimista de producción de energía nuclear de la última década está  terminado. Alemania desactiva aceleradamente sus plantas y el debate en Francia – el país con más incidencia de la energía nuclear – arrastra a Sarkozy quien ya estaba severamente debilitado.
El viejo carbón y el traumático petróleo seguirán reinando. El sol y el viento siguen siendo muy sanos pero muy caros. El agua seguirá siendo una alternativa segura, pero requiere ríos caudalosos en naturaleza abundante y con poca población. Otra ventaja sudamericana. Lo mismo el gas “no convencional”. Más virtudes sudamericanas.
El sufrido pueblo japonés saldrá fortalecido de su tragedia porque su naturaleza es enfrentar una geografía pobre y una geología hostil. Su reconstrucción será más impresionante que la que ya protagonizara después de la Segunda Guerra Mundial. Sumada a la locomotora China, harán de Oriente el eje del desarrollo del siglo XXI. El ciclo Europeo-Norteamericano está pasando la posta.
En Libia se están consolidando antecedentes importantes. Es el tercer caso – el primero fue Kuwait y el segundo Afganistán – donde el espanto sirvió de argamasa para el accionar del Consejo de Seguridad (y no el amor entre las grandes potencias).
Pero es el primero donde se viola abiertamente el límite de la resolución 1973 – creación de una zona de exclusión aérea para la protección de la población civil  - sin que se produzca una reacción para contenerla.
Ni la provisión de armamentos a los rebeldes ni el bombardeo de Trípoli estaba incluido en este mandato.
Todos coinciden en desprenderse de los incómodos lazos que los unieron a Kadafy y esperan un pronto desenlace incluyendo la desaparición física del líder libio que, en caso de ser enjuiciado ante el Tribunal Penal Internacional podría ventilar muchos “trapitos al sol” que incluyen suculentas comisiones y honorarios percibidos por intachables dirigentes mundiales durante los últimos 40 años.
Es justamente esta “incomodidad” la que justifica cierta “flexibilidad” en la interpretación del mandato.
Nuestra región, bendecida por la paz, se plantea como territorio fértil para consolidar su proceso de crecimiento. No somos China ni Alemania, pero la combinación de recursos naturales y humanos que siempre nos daba un lugar “potencial” entre los elegidos del mundo, hoy es una realidad tangible y presente.
Nuestras “Atuchas” están, todavía, fuera del  debate. Las energías tóxicas que producimos  no pasan por el átomo ni por los temblores de la tierra ni por la furia del mar.


Diego  R. Guelar
Secretario de Relaciones Internacionales de PRO

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