miércoles, 30 de marzo de 2011

Construyamos el Partido 41 (30-3-11)

Sanz se baja; Macri se afirma
El factor tiempo

La campaña “cristinista” está produciendo su efecto perverso: ha convencido a Tirios y troyanos que “ya ganó”: Sólo quedan Macri y Alfonsín en pie para desbaratar la maniobra.
El Senador Ernesto Sanz, que ya se había convertido en la nueva “esperanza blanca”, le daba al viejo radicalismo un “aire fresco” que hasta en su derrota, hacía crecer la significación de la única interna nacional partidaria clásica.
Él mismo la había propuesto desafiando al “candidato natural” del Partido – Ricardo Alfonsín – apelando a un electorado independiente pero perteneciente a la sub cultura radical que tiene en el país más de 120 años de historia.
El 30 de abril – fecha de la interna voluntaria y abierta- era un hito central del calendario electoral.
Prometía movilizar a 1 millón de ciudadanos que hubieran consagrado a un candidato importante que sellaría su alianza con el Partido Socialista generando una sólida propuesta de centro-izquierda “capaz de ofrecer una alternativa de gobernabilidad (más allá de sus dudosos antecedentes en 1989 y el 2001).
Nuevamente, el sino trágico se impuso. Primó la especulación tiempista. La fecha elegida por Néstor Kirchner (14 de agosto) para postergar, y así aniquilar, la organización de la oposición, es utilizada para “esperar el milagro” : la caída de las encuestas de Cristina, la organización “espontánea” de los independientes (que cada vez son usados más como excusa que como sujetos activos de la organización ciudadana) y hasta su movilización como “autoconvocados” frente a la parálisis de la oposición que sólo opina  o protesta pero no convoca ni moviliza.
Sanz ya fue. Alfonsín deberá despegarse de una pesada carga de pasado para reinventarse él, su partido y la alianza Radical-Socialista que también huele mucho a la “Alianza” que se constituyera en 1997 y se desmoronara en el 2001.
El solo transcurso del tiempo no resolverá ninguno de los grandes interrogantes que se nos plantean.
Cada día más el esquema autoritario por el cual cada inquilino del poder se auto-destituye o perpetúa por su propia dinámica interna, parece reinar a sus anchas.
Se vienen 8 domingos de internas en el “Peronismo Federal” en el cual 4 de sus 6 actores principales se han apartado críticamente – (Duhalde y Rodríguez Saa siguen en carrera, Solá, Das Neves, De Narváez y Reutemann, esperan sumándose al ejército tiempista y mágico).
El gobierno celebra anticipadamente y festeja con Hugo Chávez en el estadio de La Plata mientras sueña con un frente que incluya a Moyano, Hebe de Bonafini, Sabatella, D´Elía, Esteche – Quebracho – los intelectuales de Carta Abierta y los gobernadores e intendentes del interior. Si el autoritarismo y el ridículo avanzan, todo es posible.
Tenemos que mirar más lo que se hizo en Chile para derrotar a Pinochet – que llegó a tener 44% de apoyo en el plebiscito que convocó el mismo en 1988 y lo que hoy hace la Mesa de Unidad Democrática en Venezuela para derrotar a Chávez en el 2012.
En ese espíritu, Macri  convocó a la unidad de la oposición. Es consciente que su candidatura presidencial  es inexcusablemente irrevocable salvo que exista un acuerdo más  amplio que lo contenga. Tiene hasta el 20 de mayo para instrumentalizar su propuesta. El factor tiempo, por corto o por largo, se constituye en un personaje clave de esta tragedia.
Argentina está al borde de producir su habitual y reiterado tsunami decenal (el último en el 2001) e, igual que en las otras oportunidades, (1930-1941-1955-1966-1976-1989-2001) está a tiempo de evitarlo.
Como magistralmente plantea Jorge Asís, sólo quedan “3 samuráis” en esta contienda: Cristina Fernández de Kirchner, Ricardo Alfonsín y Mauricio Macri.  Los tres tiene las condiciones indispensables de los grandes guerreros: 1) la fuerza 2) la voluntad 3) la paciencia 4) el sentido de la oportunidad y 5) la capacidad de desarrollar estrategias y tácticas capaces de deorientar a sus ocasionales rivales.
Los 3 expresan un sistema político en crisis que requiere una profunda reformulación partiendo de los partidos, sub-culturas y tradiciones bajo las cuales nos formamos como Nación.
No es bueno que debamos refundarnos a menudo, pero ahora es el momento de nuestra sexta refundación: la primera fue en 1816, la segunda en 1880, la tercera en 1916, la cuarta en 1945, la quinta en 1983.
Si consideramos que Francia ya está en su quinta República, no tenemos necesidad de desgarrarnos tanto nuestras vestiduras.
Como los chilenos y los japoneses, seguramente saldremos adelante más allá de los destrozos que ocurran. Lo triste es que, en nuestro caso, la agresión no proviene de la naturaleza incontrolable sino de nuestras propias acciones y conductas patológicas. Sepamos curarnos.

Diego R. Guelar

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